La compañía fabricante de los aviones de caza polivalente F-35 Lightning II, Lockheed Martin, ha difundido varias imágenes de las aeronaves realizando acrobacias aéreas acompañadas con fuego real en pruebas recientes. En las mismas, un piloto disparó por vez primera en vuelo invertido un misil aire-aire AIM-9X, ampliamente utilizado en la Fuerza Aérea de EE.UU.
La posición 'boca abajo' no es nada nueva para la aviación militar, ni mucho menos para los entrenamientos que los pilotos han practicado desde finales de 2006, cuando un prototipo de caza de quinta generación realizó su primer vuelo. La firma y el mando militar sitúan a los tripulantes en situaciones de entrenamiento cada vez más desafiantes. Anque con poca probabilidad, creen que una situación como la ensayada puede ocurrir en combates reales.
"No esperamos que este lanzamiento particular de misil sea una situación que un piloto tenga que afrontar muy a menudo", afirmó un vocero de la Marina de Guerra estadounidense en declaraciones al periódico 'Daily Mail'. "Tenemos que probar que el avión, al igual que el arma, opere al límite del control", explicó.
El fabricante no ha precisado si el arma disparada dispuso de algún blanco para atacar. Mientras tanto, el Departamento de Defensa de EE.UU. informa de que Lockheed Martin ha recibido 44 millones de dólares más por cinco nuevos aparatos de este modelo. Según un comunicado, dicha suma ha sido desembolsada en concepto de un contrato de modificación.
Las autoridades estadounidenses han demandado algunas modificaciones porque la aeronave ha sufrido muchos problemas durante esta década en pruebas. La aeronave tarda demasiado tiempo en repararse, el 'software' descubre su poca adecuación al sistema mecánico y los pilotos padecen de hipoxia (o escasez de oxígeno) durante el vuelo. Y eso que el desarrollo del caza ya se ha convertido en el programa de defensa más caro de la historia. El valor estimado de toda la flota programada de los F-35 ha alcanzado los 379.000 millones de dólares.