Los robots sexuales de aspecto humano tienen el potencial de ayudar a las personas que de otro modo tendrían dificultades para mantener relaciones íntimas: personas mayores, discapacitadas o aquellas que encuentran las relaciones sexuales traumáticas, reza un informe de los expertos de la Fundación para la Robótica Responsable. Sin embargo, los autores del reporte advierten de que estos robots conllevan también algunos riesgos éticos.
El coautor del informe, Noel Sharkey, profesor de inteligencia artificial y robótica de la Universidad de Sheffield (Reino Unido), ha indicado que la popularidad de los robots será determinada en última instancia por lo realistas que sean y por la aceptabilidad social que alcancen.
Los robots sexuales ya pueden ser comprados o arrendados en Estados Unidos y hay planes para abrir un un café con cíborgs eróticos en Londres. Cuatro fabricantes están desarrollando actualmente este tipo de androides, con un precio que varía entre 5.000 y 15.000 dólares.
Objetivación, violación, abuso sexual de menores
Los autores creen que los robots podrían dar inicio a una auténtica "revolución" sexual, pero también comparten su preocupación ante el hecho de que estos aparatos puedan aumentar la cosificación de las mujeres, alterar las percepciones del consentimiento y utilizarse para satisfacer deseos que de otra manera serían ilegales.
Sharkey ha mencionado que también existe el riesgo de que estas máquinas estimulen a los violadores. "Algunas personas dicen: 'Bueno, es mejor que violen a los robots que violen a personas reales' (...), pero otros piensan que esto solo animará más a los violadores", explica.
Además, a los científicos se les preocupa la perspectiva de que se creen robots sexuales de niños. Ya hay muñecas sexuales de este tipo creadas por una compañía japonesa cuyo dueño es un pedófilo quien declaró que su invento evita que él y otros pederasta abusen de niños reales. Sin embargo, Sharkey es escéptico respecto al argumento de que los robots puedan ayudar a las personas a superar sus fantasías sexuales, sino que cree que es más probable que "alienten la pedofilia y hagan aceptable las agresiones a niños".
En la misma línea, Patrick Lin, director del grupo de ética y ciencias emergentes de la Universidad Estatal Politécnica de California (EE.UU.), considera que "tratar a los pedófilos con robots sexuales de niños es una idea dudosa y repulsiva". "Imagine tratar el racismo permitiendo que un fanático abuse de un robot marrón. ¿Funcionaría eso? Probablemente no", ha aseverado.