Investigadores de la Universidad Tecnológica de Queensland (Australia) han logrado cultivar las primeras bananas del mundo modificadas genéticamente para salvar a cerca de 700.000 personas que mueren cada año por deficiencia de vitamina A, informa la cadena ABC.
Tras más de una década de desarrollo gracias al apoyo económico de la Fundación Bill y Melinda Gates, esos científicos han logrado "casi cuadruplicar" la dosis de vitamina A y aumentar la de hierro en unas bananas que poseen un color más anaranjado, explica James Dale, uno de los principales responsables del estudio.
The Man With the Golden Banana, redux: James Dale in Nairobi, showing off proVitA enriched banana #ispmf 😎 pic.twitter.com/vmTQ5cjCNH— Ed Rybicki (@edrybicki) 9 февраля 2016 г.
Los habitantes de algunos países de África —en especial, los menores de edad— son quienes más padecen esta carencia, que puede provocar ceguera, deteriorar el sistema inmune y frenar el desarrollo cerebral.
En particular, Uganda ha apostado fuerte por esta iniciativa y en su territorio ya han crecido las primeras cosechas de esta fruta innovadora. Dale detalla que en ese país la palabra 'matoke' se emplea para designar la comida, pero en realidad significa 'banana'.
GM banana designed to slash African infant mortality enters human trials http://t.co/EQcmn9laGk. A great story on work by James Dale at QUT— Maurice Moloney (@MauriceMoloney) 17 июня 2014 г.
Antes de expandir esta práctica, estos especialistas crearon varias cepas en Queensland con la intención de que estos 'súperplatanos dorados' combatan esos problemas alimenticios, especialmente en las regiones rurales de los países africanos en desarrollo, donde las bananas son el principal producto de consumo.
En un principio, a los científicos les preocupaba que los niveles de vitamina A disminuyeran de una cosecha a otra, pero James Dale confirma que mantuvieron e, incluso, aumentaron "durante cinco generaciones".
De todos modos, el cultivo extensivo de estas bananas tendrá que esperar seis años, dado que antes necesita superar diferentes pruebas. En cualquier caso, los reponsables del proyecto confían en que se puedan observar los primeros beneficios en la salud de la población a partir de 2025.