Los negros misterios que oculta la 'isla del infierno' en Japón
Desde el lunes 3 de julio en la Times Square de Nueva York se puede ver un anuncio informativo sobre la isla abandonada de Hashima, en Japón. El objetivo del corto es arrojar luz sobre la verdadera historia de esta atracción turística que desde el 2015 forma parte del Patrimonio Cultural de la UNESCO.
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También conocida como Gunkanjima (la isla Acorazado), Hashima ubicada en el Mar de la China Oriental conserva vestigios de su anterior condición de próspero centro de la minería del carbón. La pequeña isla, de unos 500 metros de largo por 150 de ancho, fue hasta 1974 hogar de trabajadores de los yacimientos submarinos de carbón, a los que explotaba la firma Mitsubishi, que compró la isla en 1890.
Sin embargo, el negocio guardaba sus secretos oscuros. Uno de ellos tuvo lugar durante la Segunda Guerra mundial, cuando Corea estuvo bajo ocupación japonesa. Entonces entre 500 y 800 ciudadanos de ese país fueron forzados a trabajar en la industria minera de la isla en condiciones inhumanas. Precisamente estas páginas negras de la historia nipona son las que pretende revelar el video que pueden ver los transeúntes que pasen por Times Square, informa la cadena de televisión surcoreana Arirang.
"Es un hecho que la isla está catalogada como patrimonio de la humanidad, así que nuestro anuncio comienza con esto y luego profundiza en el reclutamiento forzado y las 120 víctimas", explican los autores del anuncio, que termina con la afirmación de que el verdadero nombre de Hashima debería ser "la isla del infierno".
Para demostrar que esta denominación está justificada, la cadena ha recopilado algunos testimonios de los surcoreanos forzados a trabajar en el sitio durante la Segunda Guerra Mundial. Uno de ellos es Kim Hyung-seob, que nunca olvidará la fecha cuando fue llevado a trabajar a Hashima: el 17 de noviembre del 1943.
"Ni siquiera quiero hablar de eso, no puedo explicar lo mucho que sufríamos", empezó su comentario Kim Hyung-seob. "La comida era el mayor problema, nos daban patatas dulces secas, frijoles y residuo de frijol, eso es lo que llamaban 'comida' para nosotros", añadió.
Los coreanos trabajaban hasta 12 horas al día en la mina de carbón, ubicada a 1.000 metros bajo el nivel del mar. Algunos de los trabajadores intentaron desesperadamente escapar del "infierno" (la isla se encuentra a 20 kilómetros del puerto de Nagasaki) pero sus tentativas fueron inútiles.
"La tierra era visible desde la isla, estaba justo al otro lado del mar", describe otro superviviente, Lee In-un, que también comenta que "algunos intentaron escapar nadando y manteniéndose a flote en tablas de madera. Pero murieron".
El esqueleto en el armario de Japón
Cuando en los años 60 el carbón perdió terreno frente al petróleo, Mitsubishi en 1974 regaló la isla a la prefectura de Nagasaki. Según el artículo de Arirang, los japoneses no parecen muy interesados en revelar estas páginas negras de su historia moderna.
A pesar de que las autoridades niponas han admitido que en Hashima hubo casos de "trabajos forzados", los turistas que desde 2009 llegan a la isla en excursiones organizadas no parecen ser lo suficientemente informados sobre ello, según los surcoreanos.
El Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS, por sus siglas en inglés) incluso emitió una recomendación a Japón para que tome medidas para ayudar a los visitantes a comprender la "historia completa" de la isla infernal de Hashima.