El arqueólogo Leonardo López, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, anunció en una entrevista a Reuters el hallazgo de unas piezas de oro "extremadamente inusuales" por su calidad y cantidad decorando un lobo destinado al sacrificio ritual en el centro de la Ciudad de México, lugar donde se situaban templos de gran relevancia religiosa del imperio azteca.
Según detalla el medio, las 22 piezas encontradas -entre las que se incluyen pendientes, una argolla nasal y un pectoral en forma de disco, todas fabricadas con delgadas láminas del preciado metal- fueron halladas en una bóveda de piedra cerca de la plaza del Zócalo, detrás de una catedral colonial y cerca de la escalinata del que fuera el templo más importante para los aztecas, el ahora conocido como Templo Mayor.
El experto señaló que "estas piezas son sin lugar a dudas las más grandes y refinadas descubiertas hasta el momento". Describió que "el lobo, de cerca de ocho meses, fue revestido con ornamentos como un cinturón de conchas y fue colocado en la bóveda por sacerdotes aztecas sobre una capa de cuchillos de pedernal".
El lobo fue enterrado durante el reinado de Ahuizotl (1486-1502) y representaría a Huitzilopochtli, dios de la guerra y el sol, quien era considerado el guía que ayudaba a los guerreros caídos a cruzar por el peligroso río del inframundo. El animal estaba colocado mirando hacia el oeste, precisa la agencia.
De acuerdo a la información, el descubrimiento fue posible gracias a la demolición de dos edificaciones que ocupaban el sitio. Se cree que el Templo Mayor tenía la altura de un edificio de 15 pisos antes de ser destruido junto al resto de la capital azteca Tenochtitlán luego de la conquista de México en 1521.