La Policía ha desarticulado una red criminal integrada por siete personas, casi todas de origen rumano, dedicada a la explotación de menores en la provincia española de Toledo. También ha detenido diez hombres de avanzada edad (entorno a los 70 años) que mantuvieron relaciones sexuales con cuatro de las niñas a las que los delincuentes obligaban a prostituirse.
Una joven española, que ahora forma parte del caso en calidad de testigo protegido, había sido explotada desde los 15 años hasta que cumplió la mayoría de edad. Durante ese periodo se había quedado embarazada tres veces.
La joven fue captada en su pueblo por dos mujeres de la organización delictiva, que utilizó el método llamado 'lover boy': le presentaron a un joven rumano con el que inició una relación sentimental. La joven se quedó embarazada y tras el nacimiento del bebé, su pareja adoptó una actitud agresiva y violenta, obligándola a prostituirse. Desde ese momento fue una esclava sexual coaccionada por una banda criminal que le 'pagaba' con drogas, nunca con dinero.
Varios casos similares
Según explica la prensa española, "la chica, al igual que otras tres víctimas también españolas de 14, 16 y 17 años, fue obligada a mantener relaciones sexuales con hombres mayores, generalmente viudos de la zona, tanto en las casas de éstos como en parques e, incluso, en algún club de alterne. Y siempre supervisadas por miembros de la red, muchas veces mujeres, quienes aprovechaban el momento en el que las niñas eran conminadas a acostarse con los septuagenarios para sustraer algún objeto de valor de la casa".
Tras una accidentada estancia en el extranjero, donde también fue obligada a ejercer la prostitución por la misma red criminal, la joven volvió a España, de nuevo embarazada. Tras ser abandonada por la organización, aprovechó para regresar al domicilio de su madre y denunciar los hechos ante los servicios sociales del Instituto de la Mujer. Esta entidad pública hizo las gestiones necesarias para que las autoridades policiales iniciaran las investigaciones que han terminado destapando la existencia de casos similares de otras menores que han sufrido el mismo calvario. Casi todas han logrado identificar a sus 'clientes', la mayoría ancianos.