El mismo día que el presidente de EE.UU., Donald Trump, "dio el histórico apretón de manos" al líder ruso, Vladímir Putin, en la cumbre del G20 en Alemania, el Pentágono organizó una reunión "para planear la guerra con Moscú", escribe el periodista y analista británico Finian Cunningham en un artículo de opinión para RT.
El encuentro en cuestión, cuyas dos principales figuras asistentes fueron el secretario de Defensa de EE.UU., James Mattis, y su homólogo británico, Michael Fallon, apenas se divulgó en los medios occidentales, siendo una de las excepciones el portal militar estadounidense Defense One, que le dedicó un artículo titulado: 'Mientras Trump y Putin se reunían, los jefes de Defensa estadounidense y británico discutieron formas de disuadir a Rusia'.
Según Cunningham, la frase "formas de disuadir a Rusia" es un eufemismo "más benigno" y "más aceptable públicamente" para hablar de algo tan serio como la planificación de una guerra.
"La profundidad de la hostilidad y la rusofobia"
- Defense One menciona en su artículo que "mientras una parte de la rama ejecutiva de Trump busca mejorar las relaciones con Moscú, otra se prepara para lo peor".
- Asimismo, recoge que Mattis y Fallon "hablaron sobre cómo la OTAN podría mejorar su poder de combate y disuadir la agresión rusa en Europa del Este", ya que "incluso si la Casa Blanca busca mejorar" las relaciones con Moscú, los líderes de EE.UU. y Reino Unido "siguen viendo a Rusia como una severa amenaza militar".
Lo que esta "estampa de pensamiento oficial" revela es la "profundidad de la hostilidad sistemática y la rusofobia" que sustentan los 'establishments' políticos estadounidense y británico.
Cunningham resalta que este fondo de prejuicios contra la apertura amistosa de Trump hacia el presidente ruso limita considerablmente el potencial que podría haber tenido la reunión, resalta Cunningham.
Trump "parecía estar por encima de la rusofobia", pero lo hicieron "retroceder"
Mientras tanto, según el analista, la reunión entre ambos líderes se llevó a cabo "con un agradable nivel de amistad y respeto", de manera que incluso hubo informes iniciales que hablaban de un restablecimiento en las relaciones entre EE.UU. y Rusia.
Además, "para ser justos con Trump", parecía estar "por encima de la rusofobia tóxica" presente en muchos medios estadounidenses y saludó a Putin en Hamburgo "como un socio potencial para trabajar en una serie de desafíos internacionales", señala el periodista.
Sin embargo, prosigue, en lugar de restablecer las relaciones bilaterales entre las dos potencias nucleares, "la histórica reunión" ha desatado "aún más rusofobia y recriminaciones" en EE.UU., cuyos medios y el 'establishment' "no tardaron en lanzarse contra Trump" por su aparente apertura a Putin.
En este contexto, "no es de extrañar que Trump retrocediera rápidamente", por ejemplo, desmintiendo los informes de estar dispuesto a trabajar con Rusia en seguridad cibernética, sostiene Cunningham.
"Mientras Trump habla, el Pentágono se opone"
Por otro lado, esta semana EE.UU. está liderando dos importantes ejercicios militares de la OTAN: 'Saber Guardian', centrado en Bulgaria, y 'Sea Breeze', frente a las costas de Crimea, recuerda el analista, agregando que los juegos de guerra en el mar Negro son "la culminación de meses de acumulación militar de la Alianza en esa región", que sigue creciendo "a ritmo acelerado", con "aparente indiferencia" a las quejas de Rusia.
Este panorama de "rusosofobia implacable", la "propaganda antirrusa gratuita" en los medios de comunicación estadounidenses y "las continuas provocaciones imprudentes" por parte de las fuerzas de la OTAN en las fronteras de Rusia es una "perspectiva adecuada" con la que evaluar la importancia de la reunión de Trump con Putin el pasado fin de semana, estima el periodista.
En su opinión, aunque "era bueno" ver que Trump tiene suficiente "independencia de mente y decoro personal" para saludar a Putin con respeto, el hecho permanece: "mientras Trump hablaba", el Pentágono y prácticamente todo el 'establishment' político y mediático de EE.UU. "se oponía" frontalmente al acercamiento entre ambos países.
"Desafortunadamente", el sistema político estadounidense y su máquina militar "parecen operar en una sola dirección: hacia adelante con la rusofobia y la agresión", concluye Cunningham.