El Ministerio de Medio Ambiente de Brasil ha propuesto abrir casi 350.000 hectáreas de una reserva protegida en la Amazonia a la explotación forestal, minera y agrícola. El proyecto de ley, que ya está en manos de la Cámara de Diputados, plantea reducir en casi un 27% la zona de máxima protección de la Selva Nacional de Jamanxim, un parque nacional en la región de Pará, en el norte del país.
Según el citado Ministerio, el proyecto incluye medidas para impedir la deforestación, reducir los conflictos de tierras y fomentar la creación de empleos. Sin embargo, la iniciativa no convence a los ecologistas. "Supone una amnistía a la ocupación ilegal", critica en su página web el Observatório do Clima, que añade que el Gobierno "ha cedido a la presión" del "lobby rural".
Temer libera grilagem e propõe reduzir proteção de florestas. #ExterminadorDaAmazonia#resistahttps://t.co/r9r3IGmmU1pic.twitter.com/2LJJSDEtwe— Greenpeace Brasil (@GreenpeaceBR) 15 de julio de 2017
Un proyecto de ley similar fue aprobado por la Cámara de Diputados el pasado mes de mayo, pero el presidente Michel Temer vetó la iniciativa ante las fuertes presiones de los activistas. Ahora, organizaciones como Greenpeace denuncian que el mandatario ha retomado sus intenciones de satisfacer al 'lobby' del agronegocio "para intentar mantenerse en el poder".
Temer, denunciado formalmente por corrupción
"Temer Gobierna para sí mismo y no para el país. Sin ninguna vergüenza, está rifando la Amazonia a cambio de votos contra su casación. Este proyecto de ley es absurdo, desmoraliza al Estado brasileño y demuestra que está dispuesto a cualquier cosa para mantener su Presidencia", ha denunciado en un comunicado Marcio Astrini, el coordinador de políticas públicas de Greenpeace-Brasil.
A finales del pasado mes de junio, Temer fue denunciado formalmente por corrupción y podría ser apartado del cargo durante un plazo de 180 días si el próximo mes de agosto dos tercios de los diputados autorizan al Tribunal Supremo Federal a investigarle y juzgarle. "Usar la Amazonia como moneda de cambio tendrá un coste muy alto para el país y para el planeta: más destrucción y violencia en el campo", asegura Greenpeace.
La lucha por la riqueza natural del Amazonas ha provocado que Brasil sea, un año más, el país más mortífero del mundo para los defensores de la Tierra. Según el informe 'Defender la Tierra', publicado el pasado jueves por Global Witness, 49 personas comprometidas con la protección del medioambiente fueron asesinadas en 2016 en Brasil. En todo el planeta, la cifra asciende a 200. El texto subraya también que casi el 40% de las personas asesinadas eran indígenas, ya que las tierras que habitan son saqueadas y robadas por empresas, terrateniente o diferentes actores estatales.