Winston Churchill ocultó mientras desempeñaba el cargo de primer ministro británico en plena Segunda Guerra Mundial una serie de documentos en los que se manifestaban las simpatías del duque de Windsor por el régimen de Hitler y cómo fue elegido por el dictador nazi para encabezar un futuro régimen títere en el Reino Unido, informa 'The Telegraph'.
Los documentos, que han sido recientemente desclasificados y publicados por los Archivos Nacionales del Reino Unido, revelan que Churchill trató de impedir la publicación de los informes sobre las inclinaciones favorables a los nazis del rey Eduardo VIII y sus contactos con Adolf Hitler para recuperar el trono.
El expediente fue elaborado por los servicios de inteligencia nazis a raíz de la documentación de las actividades del duque y su esposa, Wallis Simpson, durante la Segunda Guerra Mundial.
El rey Eduardo VIII abdicó en 1936 cuando trató de casarse con Simpson, una estadounidense divorciada, lo que provocó una crisis constitucional. El mismo año abandonó el Reino Unido rumbo a la Alemania nazi.
Durante la contienda, la pareja vivió inicialmente en Francia, antes de que fuera ocupada por los nazis en 1940, y luego se trasladó a España y Portugal.
Hitler, que vio a Eduardo como la figura ideal para encabezar un gobierno títere en el Reino Unido, ordenó una estrecha vigilancia de la pareja real.
De acuerdo los archivos británicos, el duque de Windsor estaba enfadado por verse obligado a abdicar y pensaba que su hermano y sucesor más joven, el rey Jorge VI, era "completamente estúpido", que la reina era una intrigante y Churchill un belicista.
También estaba convencido de que solo un bombardeo prolongado de las ciudades británicas obligaría al Gobierno del Reino Unido a sentarse a la mesa de negociaciones y poner fin a la guerra.
Al término de la Segunda Guerra Mundial, el expediente nazi cayó en manos de los aliados y Churchill propuso quemarlo para evitar daños a la imagen de la monarquía británica.
Cuando ello resultó imposible, el primer ministro conservador trató de retrasar 20 años la publicación de los documentos. Para este propósito, escribió al presidente de EE.UU., Dwight D. Eisenhower, apelando al sentimiento de "la justicia y la caballerosidad" del mandatario estadounidense.