Las evocaciones del presidente Donald Trump sobre los pormenores de la cumbre del G20 en una reciente entrevista con 'The New York Times' han llevado a los periodistas a realizar un inesperado descubrimiento.
La anécdota empezó cuando la esposa del primer ministro japonés, Akie Abe, desdeña aparentemente al presidente de EE.UU. por razones desconocidas durante casi dos horas en la recepción del G20, revela el diario 'The Washington Post'. O, según el 'National Post', "prefiere no hablar inglés que platicar con Donald Trump".
Lo cierto es que la esposa del jefe del Ejecutivo nipón tiene un buen dominio del inglés, algo de lo que los medios tienen constancia. Sin embargo, permaneció muda en la mesa que compartía con el mandatario estadounidense y su mujer Melania. El propio presidente recuerda así en la entrevista con el diario neoyorquino cómo fue la cena con el matrimonio Abe en Hamburgo:
—Me senté junto a la esposa del primer ministro Abe, quien creo que es un tipo estupendo, y ella es una mujer estupenda, pero no habla inglés.
—Nada, ¿verdad? ¿En absoluto?, preguntó la reportera Maggie Haberman.
—Ni siquiera 'hola', respondió Trump. Pero disfruté de la cena con ella, es realmente una mujer encantadora y todo fue bien.
El mandatario precisó que la cena duró aproximadamente una hora y 45 minutos y admitió que no fue una situación fácil.
La historia no convenció a los periodistas, porque este mismo jueves en YouTube circulaba una grabación de un discurso de la propia Akie Abe en inglés dedicado a los problemas de las costas. La esposa del actual primer ministro se expresó en público durante unos 15 minutos en Nueva York.
En la búsqueda de pruebas del dominio de la mujer de Shinzo Abe de la lengua de Shakespeare, 'The Washington Post' no ha podido encontrar ningún testigo presencial de la primera dama nipona hablando inglés. Sin embargo, otros medios recogen varios ejemplos.
Por ejemplo, en 2007 la mujer platicó felizmente en inglés con el lanzador del torneo Boston Red Sox Daisuke Matsuzaka en una recepción de la Casa Blanca organizada por el entonces presidente George W. Bush y su esposa Laura. El año pasado la vieron charlando asimismo en inglés con Michelle Obama y Sophie Gregoire Trudeau, esposa del primer ministro canadiense. Finalmente, conversó en la misma lengua con Melania Trump a principios de este año en Florida, mientras sus maridos estaban jugando al golf.
Todos estos ejemplos permiten concluir que las razones que hicieron que la esposa del jefe del Ejecutivo japonés no abriera la boca en la cena de la cumbre del G20 fueron de otra índole. Las conjeturas se han disparado.
Una de las principales hipótesis es la actitud grosera del mandatario estadounidense con las mujeres, algo que quedó confirmado en la misma cumbre con el piropo que dirigió a Brigitte Macron, esposa del presidente francés.