El mar de fondo no está tranquilo. Mientras Venezuela se prepara para una elección en diez días, un hombre encabeza una arremetida diplomática en contra del país: Luis Almagro.
Esta semana, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) ha ido en solitario a rendir cuentas ante el congreso norteamericano para, en letras pequeñas, solicitar mayores presiones contra Venezuela para asfixiar aún más al asediado gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Para Caracas, la jugada era de esperarse. Pero, ¿qué facultades tiene un funcionario de un organismo multilareral para lanzarse en esa aventura, sin el aval expreso de los Estados miembros? Ninguna, responde un diplomático venezolano consultado por RT.
"La única facultad que tiene Almagro es la que le rinde a su jefe, que es quien le paga sus cuentas. Y esto es literal: Técnicamente, el financiamiento de EE.UU. a la OEA es de 50 millones de dólares al año, es decir, 60% de su presupuesto", precisó el alto funcionario de la cancillería venezolana.
Un empleado sobrepagado
La Carta Interamericana, en su artículo 118, es clara en las limitaciones del secretario general, quien no está facultado para solicitar ni recibir "instrucciones de ningún Gobierno ni de ninguna autoridad ajena a la Organización".
Sin embargo, esta semana Almagro fue citado a "comparecer" ante el Congreso de los EE.UU. para "evaluar" la aplicación de nuevas sanciones en contra de Venezuela, si su gobierno legítimo celebra la elección de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que están previstas para el próximo 30 de julio.
An incredible hearing with @Almagro_OEA2015 today. His forceful denunciation of Maduro attacks on democracy & human rights is inspiring pic.twitter.com/woh5MrRpLn— Senator Bob Menendez (@SenatorMenendez) 19 de julio de 2017
En esa audiencia, el secretario general de la OEA calificó de "dictadura" al gobierno democráticamente electo del presidente Maduro y solicitó sanciones más contundentes para Caracas. Además, presentó un tercer informe sobre la situación de Venezuela, luego del fracaso de los dos anteriores, "que nadie le pidió que hiciera o que actualizara", enfatizó el diplomático venezolano consultado por RT.
"Su acción busca hacer lo que no ha podido lograr con los Estados miembros: dar un informe que justifique una acción intervencionista en nuestro país. En la OEA, el secretario es un cargo que debería obedecer a los mandatos de los Estados parte, a través de los consejos permanentes u ordinarios, y nadie lo facultó para hacer lo que está haciendo", explicó.
¿Maduro ante la CPI?
Pero la embestida del secretario general no quedó allí. Este viernes, Almagro aseguró que demandaría al presidente Maduro ante la Corte Penal Internacional (CPI) por las supuestas violaciones a los derechos humanos pertetradas por el gobierno bolivariano.
Estamos dando pasos en @OEA_oficial xa analizar posible tipificación de lesa humanidad de crímenes cometidos x régimen #Vzla@IntlCrimCourtpic.twitter.com/kWlmQHmisS— Luis Almagro (@Almagro_OEA2015) 21 de julio de 2017
"Vamos a dar pasos institucionales dentro de la OEA para poder tipificar de manera adecuada y coherente desde el punto de vista jurídico, las violaciones de derechos humanos que constituyen crímenes de lesa humanidad y, por lo tanto, puedan ser juzgados por la CPI", dijo el funcionario, citado por El Nacional.
De igual forma, reiteró su respaldo absoluto a las sanciones aplicadas por Washington contra Caracas y pidió "hacer un análisis de los "efectos colaterales que tendría un embargo petrolero" contra el país suramericano.
Pese a las destempladas declaraciones, la reacción en la cancillería venezolana es más bien sosegada. ¿Es Almagro la punta de lanza de EE.UU. para justificar las sanciones a Venezuela? "No", responde la fuente, "Washington ya se lanzó de frente porque no confían en la oposición venezolana, pero no avanzan rápido por falta de consenso. Almagro es sólo un mal empleado sobrepagado que no ha logrado su objetivo". Además, en la OEA, Caracas ya va de salida.
Nazareth Balbás