Uno de los interrogantes más enigmáticos de las últimas décadas que involucra misteriosos casos de desaparición de buques comerciales y aviones en el Triángulo de las Bermudas podría tener una explicación más sencilla de lo que se cree, sostiene el científico australiano Karl Kruszelnicki.
A su modo de ver, no hay ningún misterio por resolver, ya que los incidentes registrados en la parte noroccidental del océano Atlántico, entre las islas Bermudas, Puerto Rico y la ciudad estadounidense de Miami, probablemente se debieron a errores humanos.
"El número de aviones desaparecidos en el Triángulo de las Bermudas es igual que en cualquier otra parte del mundo según el porcentaje", comentó Kruszelnicki al portal News.com.au, citando los datos del Lloyd's of London y la Guardia Costera de EE.UU.
Debido a la proximidad de la zona con el ecuador y de una "parte rica del mundo" se genera mucho tráfico, indicó el científico. Al referirse a las desapariciones, Kruszelnicki destacó que solo "hubo una persona con experiencia, el resto eran inexpertos" y que en el momento de los incidentes "no hacía buen tiempo, hubo olas de 15 metros".
Asimismo, el líder del Vuelo 19, un escuadrón de 5 aviones estadounidenses desaparecido en el Triángulo de las Bermudas en 1945, el teniente Charles Taylor, se dirigió rumbo al este pese a que le sugerían volar en dirección opuesta, destaca Kruszelnicki.
"Si lee las transcripciones de la radio, [verá que] algunos pilotos subalternos decían '¿Por qué no volamos hacia el oeste?' y el piloto sostuvo: '¿Por qué no volamos hacia el este?'", precisó el científico, atribuyendo la responsabilidad por la posterior catástrofe a Taylor.
'Bombas de aire'
Sin embargo, científicos de la Universidad Estatal de Colorado, EE.UU., propusieron otra posible explicación de las extrañas desapariciones en el Triángulo de las Bermudas. En su opinión, podrían deberse a unas formaciones hexagonales en las nubes, encontradas a unos 250 kilómetros de las costas de Florida.
En un programa realizado por Discovery Science, Steve Miller, meteorólogo de la universidad, explicó que las formaciones hexagonales crean unas poderosas 'bombas de aire' que desprenden vientos que alcanzan velocidades de 160 kilómetros por hora y levantan olas de hasta 14 metros de altura, suficientes para causar desastres aéreos o marítimos.