Argentina será sede de la undécima Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en diciembre próximo.
Los gigantes tecnológicos de 'Silicon Valley' apuestan por conseguir en este evento la creación de nuevas normativas que les permitan el acceso a mayores ganancias en la economía digitalizada del futuro.
RT entrevistó a la investigadora estadounidense Deborah James, quien se ha declarado en campaña para alertar a los pueblos de la región sobre los peligros que encierra esta reunión de la OMC.
James es directora de programas internacionales del Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR) y coordinadora de la Red Mundial Nuestro Mundo No Está En Venta, dedicada a analizar y monitorear las políticas de la OMC, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y Estados Unidos hacia América Latina.
RT: La OMC vuelve a la Argentina con Mauricio Macri en la presidencia ¿qué significa ese retorno?
DJ: La OMC tendrá su conferencia en Argentina porque ese país se ofreció y los otros miembros del organismo aceptaron la oferta. No creo que se lo considera por sus impactos económicos, que deben ser pocos, sino que es una señal política desde el Gobierno de Argentina.
Aunque puede suponerse que lo hace para significar que el Gobierno actual está más alineado con las políticas neoliberales de la OMC que el Gobierno anterior.
RT: ¿Cuál es el mayor peligro que encierra esta reunión para los países latinoamericanos?
DJ: El comercio electrónico que propone la OMC es un peligro para los países en desarrollo.
Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay han firmado propuestas totalmente contrarias a los intereses de los países en desarrollo.
Asimismo, Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, México, y Uruguay formaron un grupo de 'Amigos del Comercio Electrónico para el Desarrollo', lo cual conducirá a otras naciones a aceptar las promesas de continuar discutiendo los temas relacionados con el desarrollo a cambio de unas reglas vinculantes en la OMC que solo favorecen el control monopólico de Google, Apple, Facebook, Amazon, y Microsoft.
Básicamente, la unidad y fuerza latinoamericana que existía hace 5 o 10 años en la OMC ha sido quebrada por las élites y los gobiernos de derecha quienes les representan en contra de los intereses del Sur, de los pobres del mundo, e incluso en contra de sus propias poblaciones.
RT ¿Es la OMC enemiga de los países en desarrollo?
DJ: Absolutamente. Debemos tener un sistema internacional que discipline al conducto de las corporaciones en el comercio en favor del desarrollo sustentable, los derechos humanos, incluso los derechos de los trabajadores y las trabajadoras, y el medio ambiente.
Pero la meta de la OMC se basa en aumentar el comercio, y lo hace bajo reglas escritas por las grandes transnacionales.
RT: ¿Las negociaciones de los gobiernos en la OMC son de conocimiento público?
DJ: Los pueblos no conocen suficientemente qué negocian sus gobiernos en la OMC.
En muchos casos, los mismos periodistas no entienden esos temas, pero más allá, los dueños de los grandes medios de comunicación están a favor de los acuerdos logrados en la OMC.
Así que cuando se violan los derechos humanos, en la gran mayoría de casos, no se da cuenta del papel que ha jugado la OMC en la situación.
RT: ¿Cuál es el objetivo de la reunión de la OMC en Argentina?
DJ: Las grandes empresas volvieron a centrar su atención en la OMC, especialmente el sector de la tecnología de punta, que actualmente incluye a cinco de las siete empresas más grandes del mundo.
Estas empresas están decididas a lograr en la OMC lo que aún no han podido garantizar en ningún otro acuerdo: nuevas normas que fijen oportunidades para obtener ganancias en la economía digitalizada del futuro.
Lo que buscan en Argentina es un mandato para realizar nuevas negociaciones en el marco del comercio electrónico.
Pero la realidad es que estas nuevas normas limitarán aún más la capacidad de los gobiernos para promover medidas de prosperidad y reducir la desigualdad, incluso mientras sufren las consecuencias políticas de las revueltas de las comunidades que fueron dejadas atrás.
RT: ¿Cuenta la OMC con suficiente apoyo regional para lograr esas flexibilizaciones?
DJ: Dentro de la OMC hay dos bancadas de países en la región, lo cual no es sorprendente para cualquier latinoamericano.
Luchando a favor de los intereses de los países en desarrollo están: Ecuador, Cuba, Venezuela, y Nicaragua, a veces con el apoyo de algunos países del Caribe.
Y alineados con los intereses de los países desarrollados quedan: Chile, Colombia, Costa Rica, Perú, y Panamá.
En el caso de Argentina, se trata de un país que por años ha estado luchando en el seno de la OMC para lograr más flexibilidades para la industrialización, pero con el Gobierno actual, se alinea con los países del norte.
RT: ¿Y con quién se alinea Brasil?
DJ: Brasil asumió posiciones similares a las de Argentina.
Hasta hace poco, era el país de la región que luchaba para construir la unidad entre los países en desarrollo. Después de que el exembajador Roberto Azevêdo tomó el puesto de Director General de la OMC, en septiembre de 2013, se ha convertido en el aliado más estrecho de Estados Unidos.
Tras el golpe de Estado en Brasil, este país abandonó totalmente sus pretensiones de ser líder del sur, y también su eje principal en la OMC, que era tratar de disciplinar los subsidios agrícolas de los países desarrollados.
RT: ¿Qué viene a significar este realineamiento de Brasil en la OMC?
DJ: Es un abandono profundo con serias implicaciones para el futuro.
La última propuesta de Brasil, en vez de exigir que Estados Unidos y la Unión Europea redujeran sus susidios agrícolas, apenas les exigió en una serie de categorías que (EE.UU. y la UE) no están utilizando y, por otra parte, apoyó la exigencia de que los países en vías de desarrollo limiten sus subvenciones. ¡Es un horror!
La posición de Brasil en la OMC va en contra de las necesidades de todos los hambrientos del mundo, pero también de los países del sur.
Está tan alineado con Estados Unidos que dejó de estar alineado con el Mercosur y con su propia población.
RT: ¿Los movimientos sociales podrán ejercer una presión significativa sobre la cumbre de la OMC en Argentina?
DJ: Absolutamente. Hay que educarse sobre lo que se están negociando. Organizar, movilizar a la población, y hacer presión política para que sus gobiernos cuiden los intereses ciudadanos y no los de las élites extranjeras.
Además, hay que hacer un trabajo con los medios de comunicación, para que entiendan mejor la situación.
Nosotros, en la organización 'Nuestro Mundo No Está en Venta', estamos dispuestos a la colaboración internacional en ese sentido.
Lo más importante es exigir un giro en la OMC, en otras palabras, transformar, cambiar las reglas existentes, sobre todo en la agricultura y en los temas de desarrollo.
Debemos oponernos a la expansión de la OMC y de forma concreta a la inclusión de nuevos temas como el comercio electrónico.
Ernesto J. Navarro