Cuando la semana pasada Corea del Norte realizó su segundo lanzamiento de un misil balístico intercontinental (ICBM), la preocupación inmediata fue el alcance del misil. Sin embargo, la ubicación desde dónde se realizó el disparo también es de gran importancia, informa el portal Quartz.
El lanzamiento llevado a cabo la semana pasada se realizó desde la norteña provincia de Chagang, fronteriza con China. Los expertos en geolocalización determinaron las coordenadas exactas del lugar del ensayo, y esa ubicación puede que moleste no solo a EE.UU., sino también a Pekín.
En línea recta, ese lugar está a apenas 50 kilómetros de la frontera china. Para el gigante asiático eso es incómodamente cerca, pero para Pionyang sería muy bueno, ya que de todas formas no está contento con China. A principios de este año, el Gobierno norcoreano criticó a su vecino por suspender las importaciones de carbón norcoreano, y la ubicación del lanzamiento del último misil balístico sería un mensaje para Pekín, señala la publicación.
Mientras que para EE.UU., la proximidad del lugar de lanzamiento a China es de gran preocupación, debido a que complicaría al Pentágono llevar a cabo un ataque preventivo. Por su parte, para Corea del Norte, la ubicación del lanzamiento ha ayudado a demostrar que puede disparar sus misiles desde diferentes lugares de los habituales. Otro aspecto muy importante es la hora en que se llevó a cabo el ensayo, a la medianoche, y no en la mañana como ha ocurrido en la mayoría de las pruebas.
"Realizaron el lanzamiento desde un lugar inesperado, cerca de la frontera china, donde sería difícil atacar. Además lo hicieron por la noche, cuando los satélites, que dependen de imágenes ópticas, son inútiles", destacó el experto en no proliferación nuclear en el Middlebury Institute of International Studies de Monterrey (Estados Unidos), Jeffrey Lewis.
Además, Pionyang ha venido mejorando su capacidad de sorprender a su potencial rival de otras maneras, como por ejemplo, utilizando en sus misiles balísticos combustible sólido, lo que mejora enormemente la movilidad y hace más difícil la detección de un inminente lanzamiento.
Según Quartz, todo esto demostraría que Corea del Norte no se está preparando para atacar a EE.UU. o a sus aliados, lo que sería un suicidio para el gobierno de Kim Jong-un, sino que se trataría de una advertencia para sus potenciales enemigos, quienes deberían reflexionar en las consecuencias antes de atacarlo. "Si no puedes estar seguro de dónde serán lanzados los misiles, y teniendo en cuenta la cercanía con China, es difícil llevar a cabo un ataque preventivo contra el régimen norcoreano y el precio que habría que pagar por hacerlo sería muy alto", finaliza la publicación.