El supervolcán del parque nacional de Yellowstone (EE.UU.) está deformando la superficie terrestre. Los terremotos leves se siguen produciendo. En los dos últimos meses se han registrado 1.500 temblores.
Un nuevo mapa del Servicio Geológico de EE.UU. (USGS, por sus siglas en inglés) ha dado cuenta de las deformaciones experimentadas por el terreno en el entorno de la caldera de Yellowstone en los últimos dos años debido a la presión causada por los temblores subterráneos.
Por ejemplo, el terreno se ha elevado siete centímetros en la cuenca del géiser Norris. A la vez se ha detectado un hundimiento elíptico de unos tres centímetros en la caldera de Yellowstone. Este tipo de actividad normalmente se explica por cambios en el estado del magma y los gases que se hallan muy por debajo de la superficie.
"Las elevaciones y el hundimientos se deben a adición o retirada de magma, gases y agua a profundidades de entre 5 y 15 kilómetros bajo tierra", explica el USGS.
Con todo, los expertos del USGS no creen que haya razones para la preocupación en estos momentos: "Los patrones actuales de las deformaciones en Yellowstone no superan la norma histórica".
Fuerte actividad sísmica
Un total de 1.562 temblores han sido registrados en Yellowstone desde que comenzó el último conjunto de eventos sísmicos el pasado 12 de junio. Los temblores fueron detectados desde la misma superficie hasta 14,5 kilómetros de profundidad. El mayor fue de una magnitud 4,4 en la escala Richter.
La denominación de supervolcanes se debe a que su potencia puede superar hasta en cien veces la de los volcanes convencionales. Por este motivo, suponen un peligro para las poblaciones ya que podrían producirse millones de víctimas potenciales si llegaran a entrar en erupción.
En el caso de Yellowstone, toda América del Norte podría convertirse en un gran cementerio cubierto por las cenizas y el planeta quedaría sumido durante varios años en un 'invierno volcánico' si el supervolcán del noroeste de EE.UU. decidiera despertar.