"Xochimilco, sus canales y su belleza se están acabando, ya no es lo mismo que antes, ahora sus aguas están contaminadas, el turismo que más viene es el que se dedica a tomar alcohol y se están perdiendo las costumbres de los barrios, de las comunidades", señala serio Tino, remero de toda la vida que, preocupado por lo que pasa, se encarga de contar buenas historias y de dar buenas referencias en cada uno de los viajes que realiza por uno de los embarcaderos de la región de canales de Xochimilco, delegación ubicada al sur de la Ciudad de México.
Esta región de la capital ha estado bastante convulsionada, la gente no para de decir por las calles que el crimen organizado está muy fuerte, que con los reacomodos y operativos que hubo en Tláhuac (delegación vecina) hay mucho peligro. Asimismo, los cobros de cuota a negocios y a locales en las calles va en aumento, mientras que algunas ejecuciones de las que se habla en los alrededores del embarcadero Fernando Celada son ya parte del imaginario popular que no aparece en la prensa y que nadie denuncia formalmente.
En pequeñas embarcaciones que incluyen mesas, sillas y techo y que se conocen como trajineras, la gente suele organizar paseos con comida y bebidas, desde fiestas de cumpleaños y bodas, hasta paseos especiales pagados por algún narcotraficante en horarios fuera de lo ordinario. Se trata de una tradición que durante el siglo XX hizo posible que mucha gente conociera la belleza de estos canales, sus sistemas locales de cultivos flotantes, la diversidad de flora y la fauna local, representada por el anfibio conocido como ajolote, o axolotl en nahuatl.
Tino insiste en que mucha gente viene a emborracharse y pocos son los que quieren verdaderamente conocer los canales y la historia de este lugar. "Muy poca gente recorre los canales de la zona ecológica, casi nadie sabe que los árboles que ahora vemos en las orillas de los canales fueron traídos de otra región y no se han adaptado mucho. Por ejemplo, es rara la vez que las personas llegan hasta Cuemanco, la mayoría se va a los embarcaderos más turísticos y ahí el agua se está acabando y la que queda está ya muy contaminada", explica a RT.
En medio de este adverso contexto, varias de las comunidades de esta delegación están organizándose para luchar contra esta tendencia destructiva, pero también contra el despojo que el Gobierno de la Ciudad de México está llevando a cabo al entubar y redireccionar los manantiales de agua que se encuentran en el subsuelo. En este sentido, tal y como las propias comunidades lo expresan, la Coordinación de Pueblos y barrios originarios y colonias de Xochimilco, surge para defender el territorio, los bienes comunes y culturales.
Integrado por al menos 12 poblaciones, la coordinación ha denunciado una serie de proyectos que se están intentando implementar en Xochimilco, centros comerciales, desarrollos habitacionales y, sobre todo, ha planteado la necesidad de retomar los usos y costumbres como mecanismo de elección de las autoridades y como forma de ejercer la política, es decir, una suerte de autonomía dentro de la capital mexicana.
La lucha entre dos formas de entender la vida
Entre 2010 y 2015 se dio un proceso de denuncia y de consolidación de los espacios organizativos entre las comunidades de Xochimilco. En primer lugar denunciaron imposiciones, compra de votos e intervención del delegado en la elección de autoridades tradicionales. Ya consolidado como espacio de reunión y de organización, la Coordinación comienza a convocar diversos foros y actividades para informar a la población de la disputa existente entre los dos tipos de gobierno: aquel que se basa en la estructura estatal y aquel que respeta los usos y costumbres de cada comunidad.
Tal disputa tiene como trasfondo una forma específica de utilización de los recursos naturales o, como se les ha nombrado también, bienes comunes. Hasta ahora, la intervención de la delegación y de los partidos políticos ha dejado despojo de los manantiales de agua, tala inmoderada de zonas boscosas y algunos proyectos de centros comerciales y habitacionales. En cambio, la recuperación de la autonomía en la elección de autoridades y estructuración de las asambleas como órgano superior de toma de decisiones ha puesto en discusión las maneras de usar los bienes comunes y ha generado resistencia a su destrucción.
"Es gracias a la organización de las comunidades que se ha podido detener la desaparición de manantiales, que se han hecho propuestas para que el turismo en la zona de canales no sea tan destructivo y que la gente se interese más en la historia de los canales, para que entienda la importancia de cuidar esta zona", comenta Alejandro Velázquez, abogado de la Coordinación, en un foro reciente.
La delegación —encabezada por Avelino Méndez, del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA)— ha tenido que hacerse a un lado, por lo menos en lo que respecta a la elección de autoridades tradicionales y, por ende, a muchos aspectos que son parte de la vida pública y social de esta región de la diversa Ciudad de México. A comienzos de 2017, el Tribunal Electoral del Distrito Federal emitió una serie de resoluciones que fortalecen y reconocen la autonomía de las comunidades en material electoral, por lo que el gobierno delegacional tiene que respetar esta situación.
Tino, al igual que muchas personas que habitan o trabajan en estas comunidades de Xochimilco, alberga la esperanza de que la organización de la gente dará buenos resultados, sobre todo ahora que es más visible el deterioro de los canales y de las zonas boscosas, así como la falta de agua constante, pero sobre todo, el aumento en la delincuencia y el contubernio entre las autoridades delegacionales y el crimen organizado. En cualquier caso, vale la pena asistir a uno de los recorridos que se dan a través de la zona ecológica y apreciar la riqueza natural que se presenta ante nuestros ojos.
Heriberto Paredes