Mark Asay, condenado por un doble homicidio en 1988, fue ejecutado este jueves en Florida (EE.UU.) con un fármaco nunca antes utilizado en una pena de muerte. En esta ocasión, uno de los compuestos usados habitualmente, el midazolam, fue sustituido por un sedante llamado etomidato en el combinado de tres fármacos con el que se realiza la inyección letal, según informan los medios locales.
En los últimos meses, el midazolam se había convertido en el centro de una polémica por las dudas en torno a su efectividad a la hora de sedar a los condenados durante la pena capital. Esta hizo que el acceso al fármaco se hiciera cada vez más difícil para las autoridades, ya que las empresas farmacéuticas del país se negaron a seguir proporciándolo para su uso en ejecucionces.
Asay, de 53 años, que murió once minutos después de recibir la inyección letal, fue condenado a la pena de muerte por el doble asesinato en 1987 del afroamericano Robert Lee Booker y de Robert McDowell en Jacksonville, al norte de Florida. Se cree que el primer crimen tuvo una motivación racista.
La ejecución de Mark Asay es la primera vez que un hombre blanco recibe la inyección letal en Florida por haber matado a un afroamericano desde que la pena capital se reinstaurara en el estado en 1976. Además, pone fin a 18 meses sin ejecuciones en este territorio, donde fueron suspendidas por orden de la Corte Suprema, que en enero de 2016 determinó que los jueces no pueden dictar condenas de muerte independientemente de la posición del jurado.
En marzo de este año, Florida aprobó una nueva ley que requiere unanimidad del jurado para dictar una pena de muerte.