La ambición por el oro y la plata sentencia a muerte a seis especies –un mamífero, dos aves y tres reptiles– de por sí catalogadas en grave riesgo de extinción, que habitan en la Sierra Norte de Puebla (extremo sur de la cadena montañosa mexicana denominada Sierra Madre Oriental).
Árboles y vegetación serán removidos de una superficie de 14 mil hectáreas en el municipio Ixtacamaxtitlán, en el central estado de Puebla, para dar paso a Ixtaca, una mina a cielo abierto de la trasnacional Almaden Minerals que explotará los metales preciosos y que ya cuenta con la autorización gubernamental.
Incluso con la referente al impacto ambiental, a pesar de que destruirá el hábitat del mamífero Bassariscus astatus (El cacomixtle norteño); las aves Spizaetus ornatus (El águila crestuda real) y Contopus sordidulus (El pibí occidental); y los reptiles y anfibios Micrurus diastema, Anolis naufragus y Bufo cristatus, todos con estatus de riesgo de extinción.
Pronto, esas seis podrían formar parte de la lista de plantas y animales extintos en México, que ya suma 98 especies: 15 mamíferos, 37 peces, 19 aves, un reptil y 26 plantas vasculares, según la federal Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
En su respuesta a la solicitud de información 292317 –hecha por medio de la Ley General de Transparencia–, detalla que los estados con más pérdidas de biodiversidad son Baja California, Chihuahua, Durango y Sonora.
Además, revela que otras 8.314 especies están en alguna categoría de protección, por enfrentar riesgo de desaparecer. Hace apenas 2 años, la lista era considerablemente menor: el Quinto informe nacional de México ante el convenio sobre la diversidad biológica –publicado en 2015 por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad– daba cuenta de 2.606 especies de flora y fauna en riesgo.
En Puebla, la amenaza de muerte que la mina Ixtaca trae consigo no sólo es para seis especies: otros seres vivos, como la hormiga Liometopum apicolatum, perderán su hábitat, indica el estudio Minería canadiense en Puebla y su impacto en los derechos humanos, elaborado por las organizaciones Proyecto sobre Organización, Desarrollo, Educación e Investigación (Poder), Centro de Estudios para el Desarrollo Rural, Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario y la Unión de Ejidos y Comunidades en Defensa de la Tierra, el Agua y la Vida Atcolhua.
De prosperar la mina –actualmente frenada por la oposición de campesinos e indígenas que habitan Ixtacamaxtitlán–, estas especies sufrirían por la deforestación, explica la doctora Julieta Lamberti.
La mina a cielo abierto destruirá el ecosistema también por la contaminación, las vibraciones de los explosivos que emplea este tipo de minería, el ruido y la fragmentación del hábitat, detalla la investigadora de la organización Poder.
Este 2017, la Cámara Minera de México reporta el inicio de ocho proyectos que se suman a los más de 100 existentes. Éstos –así como los megaproyectos energéticos, aeroportuarios, carreteros y agroindustriales– agravan la situación para centenas de especies amenazadas.
Lo mismo pasa con el crimen organizado: alrededor del 70 por ciento del mercado nacional de madera tiene procedencia ilegal, advierte el análisis Deforestación en México, del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública.
En el país se deforestan 500 mil hectáreas de bosques y selvas cada año, calcula el Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México. "Eso coloca en riesgo de extinción a una gran variedad de plantas y animales", indica el estudio Deforestación en México.
La gran industria es parte fundamental de esta tragedia medioambiental. "Para poder extraer una onza de mineral se tiene que dinamitar un tajo de unos 10 kilómetros: son zonas enteras de montaña que ya no existirán más. Imagínate toda la población de especies que hay en esa sola extensión. A eso hay que sumarle las instalaciones de la mina, la presa de jales que es donde van a tirar los desechos. Esos lixiviados –las mezclas de sustancias químicas que permiten separar la tierra del metal– luego se filtran a los acuíferos o, como ya ha ocurrido, se derraman y llegan a los ríos", explica la doctora Lamberti.
Pero no sólo son las minas. Otro megaproyecto devastador es el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. Éste incrementa la amenaza de extinción del ave Athene cunicularia o lechuza madriguera, conocida como tecolote llanero.
Pero el pequeño búho de 22 centímetros es sólo una de las especies que se están viendo afectadas por éste, explica Claudia Ocaranza, integrante de Poder. El ex Lago de Texcoco (ubicado en el central Estado de México y donde se construye el aeropuerto) es una zona muy importante para la conservación de aves migratorias que viajan desde Canadá y Estados Unidos, refiere.
"Por lo menos hay 200 especies de aves endémicas ahí: los 11 cuerpos de agua son su hábitat". Pero ni las constructoras ni la autoridad se responsabilizan de la protección de esas especies en grave riesgo de desaparecer, señala Ocaranza.
Nancy Flores