Si Estados Unidos atacara a Corea del Norte, el planeta podría sufrir su primera (y, posiblemente, última) guerra nuclear. Al pensar sobre esta posibilidad, a muchos se les pone la piel de gallina. Sin embargo, existen otras maneras de detener al país asiático, que con sus impredecibles ensayos nucleares mantiene en vilo al mundo, y ninguna de ellas requiere disparar un solo tiro. Tres expertos explicaron a la agencia 'Associated Press' en qué consisten estas alternativas.
1. Disuasión, el juego habitual de EE.UU.
El fin de este método es 'bloquear' al oponente para que no tenga oportunidad de hacer ningún movimiento militar. "EE.UU. sabe cómo hacer esto", comentó a AP Vipin Narang, experto en estrategia nuclear y en no-proliferación de armas nucleares del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE.UU.).
"Lo hicimos con China y la Unión Soviética, y conseguimos tranquilizar a Alemania Occidental y a Europa durante la Guerra Fría. No hay razón lógica para que no podamos hacerlo con Corea del Norte", afirmó Narang.
La forma de avanzar es estar abiertos a la negociación y tomar pasos hacia la disuasión, así como tranquilizar a nuestros aliados
Según el experto, lo que falta ahora para la aplicación de este método es un mensaje coherente y unificado a Pyongyang de parte de la Administración Trump, así como mandar una fuerte y fiable reafirmación a los aliados de EE. UU. en la región.
Narang opina que si Washington decide seguir este escenario, debe expresar su firme postura y anunciar claramente esta disuasión a Corea del Norte. "Mientras persistan sus incoherencias, se hace muy difícil elaborar una posición de disuasión de forma clara y eficaz", explica. "Por el momento, me parece que la forma de avanzar es siempre estar abiertos para la negociación y al mismo tiempo dar pasos hacia la disuasión, así como tranquilizar a nuestros aliados".
Narang señala que el objetivo de las pruebas norcoreanas es crear discordia entre los Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, así como con China, aunque esta no es un aliado estadounidense. Si la capacidad de Estados Unidos de 'controlar' Corea del Norte resulta puesta en duda, existirá más presión sobre Corea del Sur y sobre Japón para que persigan estrategias independientes e incluso consideren desarrollar sus propias armas nucleares.
2. Diálogo, negociación, acuerdo
Si los Estados Unidos se propone conseguir lo que quiere, primero tiene que saber qué es lo que quiere. Y probablemente tendrá que renunciar a algo para conseguirlo, opina John Delury, profesor asociado de estudios chinos en la Universidad Yonsei (Seúl, Corea del Sur). Según el experto, el camino más realista hacia la solución de la crisis implica tres pasos: "diálogo, negociación, acuerdo".
"Si no hablamos con Kim Jong-un y con sus principales asesores, simplemente no sabemos con quién estamos tratando, cuál es su posición, qué es lo que realmente quieren, qué podemos darles y qué podemos obtener a cambio. Esto nos empuja a la negociación con pasos a corto plazo, que pueden reducir los riesgos, disminuir la hostilidad e incluso construir algo de confianza", opina Delury.
La Administración Trump, en estrecha consulta con Seúl y Tokio, tendrá que considerar a qué está dispuesta a renunciar"
Según este, la postura de Washington debe ser clara y específica. Los negociadores deberían presionar hacia una moratoria sobre misiles y ensayos, así como hacia la congelación de la producción de armas nucleares. Además, es necesario conseguir una mayor transparencia y garantizar la vuelta de los inspectores de armamento nuclear, así como lograr un compromiso de no proliferación.
Sin embargo, para lograrlo EE.UU. deberá ceder en algunas de sus posiciones, opina Delury: "La Administración Trump, en estrecha consulta con Seúl y Tokio, tendrá que considerar a que está dispuesta a renunciar".
Actualmente, Pionyang quiere algún tipo de garantía de seguridad y exige la eliminación de la 'amenaza nuclear estadounidense' en la península coreana. Ninguno de los dos puntos parece ser el más adecuado para empezar para una negociación, pero el tercer requisito de la lista norcoreana –la disminución o cancelación de los anuales juegos de guerra entre EE.UU. con Corea del Sur- sí podría convertirse en un asunto sobre el cual Pionyang y Washington podrían al menos hablar.
Según el experto, a largo plazo, este diálogo podría llevar a algún tipo de acuerdo, lo que podría poner fin a la guerra no declarada entre ambas naciones, que mantienen un conflicto desde el año 1953, cuando un armisticio puso fin a las hostilidades de la Guerra de Corea.
3. "No es un problema chino"
Hasta ahora, EE.UU. ha adoptado la postura de culpar a Rusia y a China por su supuesta falta de 'presión política' contra las acciones de Pionyang. Justo después de la última prueba nuclear norcoreana de este 3 de septiembre, Trump tuiteó que Pionyang se había convertido en "una gran amenaza y vergüenza" para China, que "está tratando de ayudar, pero con poco éxito".
China no ha hecho y ni hará lo que Washington quiere: resolver la crisis haciendo una presión abrumadora sobre Corea
Sin embargo, los intereses de Moscú y Pekín no son los mismos que los de Washington. Según el exfuncionario del Departamento de Estado de EE.UU. y miembro de la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados Johns Hopkins, Joel Wit, esta postura de Washington no refuerza la posición de EE.UU. en la resolución de la crisis.
"En las mejores circunstancias, China puede desempeñar un papel de apoyo, tanto en apoyar una presión limitada sobre Corea como en apoyar el acercamiento diplomático a Pionyang", dijo. "Pero no ha hecho y no hará lo que Washington quiere: resolver este problema para EE.UU. haciendo una presión abrumadora".
Incluso si Pekín avanzara con este 'consejo' de la parte estadounidense, en opinión del experto, esto no daría resultado ninguno: "Los norcoreanos no van a rendirse y a hacerse el muerto cuando se enfrenten a una amenaza existencial a su régimen. Ellos atacarán".
De acuerdo con el experto, el Gobierno de Trump no obtiene ningún beneficio al insistir que 'apaciguar' a Corea del Norte es un problema chino. Wit cree que Pionyang ya se está aprovechando de la creciente división entre Washington y Pekín para "alcanzar su meta con las armas de destrucción masiva".
De acuerdo con el experto, Washington debe aceptar que el problema central es la tensión entre los Estados Unidos y Corea del Norte, y tomar el timón de la situación con firmeza en vez de 'señalar con el dedo' a otros países.