Las pequeñas islas caribeñas devastadas por el huracán Irma, entre ellas las Islas Vírgenes Británicas, Anguila y Turcas y Caicos, siguen en estado de caos y pánico casi una semana después de que el huracán Irma atravesara la región.
Extensas áreas de las Islas Vírgenes Británicas se han reducido a escombros. Ratas y aguas residuales crean la amenaza de brotes de enfermedades, lo que podría afectar a los miles de isleños que comparten los escasos recursos y tratan de ayudarse mutuamente.
"Es absolutamente horrible. La isla [de Tórtola] no es apta para vivir. Se necesitan aviones y barcos para evacuar a la gente. Hubo una evacuación limitada ayer, con prioridad para los heridos y los más vulnerables, pero muchos todavía están tratando de encontrar un camino fuera de la isla", dijo a 'The Guardian' Sarah Thompson, residente de la mayor isla de este territorio de ultramar del Reino Unido.
Según Sarah, se necesitan muchos esfuerzos para salir de la situación catastrófica dejada por Irma en numerosas islas del Caribe. En particular, Barbuda quedó casi totalmente destruida, así como las colectividades francesas de ultramar de San Martín y San Bartolomé.
En un mensaje de video publicado en Facebook, el primer ministro de las Islas Vírgenes Británicas, Orlando Smith, dijo que los isleños se han visto gravemente afectados por este desastre natural sin precedentes, y se mostró "destrozado por la pérdida de vidas". Algunos residentes no tienen acceso al agua potable, hay muchos desaparecidos.
De acuerdo con estimaciones actuales, cinco personas murieron en las Islas Vírgenes Británicas, pero el número de muertos puede aumentar de manera significativa a medida que el personal de rescate llegue a las áreas que han quedado inaccesibles por las inundaciones y los escombros.