En los últimos meses, diversos escándalos han puesto en entredicho la seguridad de los servicios de transporte que ofrecen Uber y Cabify en México, debido a las múltiples denuncias que han formulado diversos usuarios.
El pasado 15 de septiembre, en plena conmemoración de los 207 años de la independencia de México, autoridades del estado de Puebla hallaron sin vida a Mara Fernanda Castilla Miranda, una joven de 19 años que salió a divertirse con un grupo de amigos y quien, esa misma noche, fue secuestrada por un chofer de la empresa Cabify.
Concluyen investigaciones de la desaparición de la joven Mara Fernanda https://t.co/kSPVktUqC0pic.twitter.com/eCZoKwcOYh— FGE Puebla (@FiscaliaPuebla) 15 de septiembre de 2017
Luego de una semana de su desaparición, la Fiscalía General del Estado (FGE) de Puebla concluyó que Castilla Miranda había sido privada de su libertad, violada y, posteriormente, estrangulada por su agresor y supuso un nuevo caso de feminicidio.
Debido a este tipo de sucesos, las mujeres mexicanas han volteado la mirada hacia Laudrive, una aplicación de transporte ejecutivo cuya prioridad es movilizar a otras mujeres bajo una premisa clara: tanto choferes como clientes solo pueden ser del sexo femenino.
Las usuarias de Laudrive también descargan una aplicación en sus dispositivos móviles, introducen sus datos bancarios, ubican sus direcciones de origen y destino y, finalmente, solicitan el servicio. Eso sí, el viaje cuesta entre el 10 % y el 15 % más que los de la competencia.
En marzo de este año, Laudrive comenzó a funcionar en la Ciudad de México y ya cuenta con 460 conductoras solo en la capital mexicana, aunque antes de que termine el año se espera que haya casi 3.000 'laudys' y se expanda hacia Guadalajara y Monterrey —con 500 conductoras en cada ciudad—, de acuerdo con medios locales.