Washington ha instado a los estadounidenses a que no visiten Cuba y ordenado a más de la mitad del personal de la misión diplomática en la isla que la abandone, informa AP. La agencia agrega que se trata de la "respuesta" del Gobierno estadounidense a los misteriosos problemas de salud de los diplomáticos que sirven en la isla caribeña.
La Embajada estadounidense en La Habana perderá aproximadamente el 60% de su personal y dejará de tramitar visas en Cuba indefinidamente, han precisado a AP fuentes de la representación diplomática familiarizadas con el caso.
No obstante, las relaciones con La Habana no serán cortadas definitivamente. El secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, afirma que los nexos diplomáticos con la isla "se mantendrán" pese a los "ataques de naturaleza desconocida".
Fuentes habían aseverado que Washington determinó que se produjeron "ataques específicos" contra el personal estadounidense en Cuba. Estas afirmaciones se producen casi un año después de que los diplomáticos comenzaran a describir problemas de salud inexplicables.
Los investigadores estadounidenses aún no saben qué o quién está detrás de los supuestos ataques, que han afectado al menos a 21 diplomáticos y sus familias. Algunos de ellos sufrieron heridas tan graves como lesión cerebral traumática y pérdida permanente de audición.
Advertencia para los viajeros estadounidenses
Por su parte, el Departamento de Estado estadounidense ha emitido una nota de advertencia a sus ciudadanos que visitan la isla anunciando que algunos de los ataques al personal de su misión, registrados en las últimas semanas, han tenido lugar en residencias diplomáticas.
Asimismo, las autoridades estadounidenses han advertido de que, aunque no se haya informado de casos en que los turistas estadounidenses hayan resultado heridos, los viajeros podrían estar expuestos al peligro en Cuba ya que también hubo ataques a diplomáticos en hoteles frecuentados por ciudadanos de EE.UU.
El turismo juega un papel vital en la economía cubana y ha crecido en los últimos años debido a la mejoría en relaciones de Washington y La Habana durante la presidencia de Barack Obama.