Los investigadores creen que el asesino de Las Vegas, Steven Paddock, pudo padecer una severa enfermedad mental aparentemente no diagnosticada, informa la cadena ABC, citando a fuentes cercanas a la investigación. Esta noción se desprende del análisis de cientos de entrevistas que realizaron los especialistas del FBI tras el tiroteo masivo que dejó 58 víctimas mortales y cerca de 500 heridos.
De los testimonios de gente que conocía a Paddock se conoció que mientras el hombre era exitoso en el plano financiero, difícilmente se conectaba con otras personas y tenía problemas con el establecimiento y la mantención de relaciones significativas. Por ejemplo, llevaba horas en los casinos sin comunicarse con otras personas.
Además, los investigadores observaron que entre septiembre y octubre de 2016 sus apuestas empezaron a incrementarse, y que fue en ese mismo período cuando inició la compra de 30 armas de fuego, la mayoría de ellas rifles.
Una de las fuentes señaló a ABC que muchos de los rasgos de la conducta antisocial de Paddock se asemejan a las de otros asesinos en masa.