A principios de este mes, Estados Unidos ha puesto encima de la mesa dos amenazas globales que podrían llevar a la Tercera Guerra Mundial: los misiles hipersónicos sobre los que alertó el centro analítico norteamericano RAND Corporation y las "bravatas imprudentes" que profiere el presidente estadounidense, Donald Trump, según opina el senador de Tennessee, Bob Corker.
Al respecto, el director del Centro de Coyuntura Estratégica, Iván Konoválov, considera que el número de advertencias sobre una posible gran contienda bélica global ha aumentado desde que Trump llegó al poder solo porque es algo característico de la coyuntura política actual.
Conflicto con Irán
Según el responsable de esa compañía rusa que investiga cuestiones de seguridad, las declaraciones de Corker respecto a Irán y los pronósticos de RAND "presentan dos escenarios totalmente diferentes" que "no están interrelacionados de ninguna manera".
Konoválov piensa que el senador estadounidense "aumenta" la tensión, ya que el problema iraní surgió para EE.UU. y su aliado Israel en 1979 y, desde hace casi 40 años, esas tres partes llevan a cabo "una guerra verbal" que ni siquiera se ha convertido en un conflicto armado regional.
El analista ruso recuerda que las acciones estadounidenses e iraníes "contradicen igualmente el derecho internacional", pero no han causado un conflicto militar, por lo que es poco probable que lo haga "un rechazo formal" del histórico acuerdo nuclear por parte de EE.UU.
Nueva clase de armas
En cuanto a la advertencia sobre los misiles hipersónicos, Iván Konoválov estima que sí son "una clase de arma totalmente nueva" que puede "cambiar el equilibrio de poderes de forma inmediata" aunque, por sí solos, tampoco pueden propiciar un conflicto mundial.
El analista ruso también señala que EE.UU. "se ha preocupado tanto" por la proliferación de la carrera armamentista porque siente que, de momento, "está por detrás" de Rusia y su misil hipersónico 3M22 Tsirkón, también conocido como Zircón o SS-N-33, según la denominación de la OTAN.
Por ese motivo, RAND propone que los tres países líderes en el desarrollo de armas supersónicas —Rusia, China y EE.UU.— firmen un acuerdo para evitar su proliferación.