Las centrales nucleares y sus instalaciones de almacenamiento de combustible en Francia y Bélgica no fueron diseñadas para hacer frente a potenciales ataques terroristas contemporáneos y son vulnerables ante las amenazas de seguridad de alto nivel que tienen lugar en Europa. Así lo advirtió este martes Greenpeace citando un informe de expertos internacionales.
La ONG ambientalista desveló solamente un resumen del reporte en su página oficial debido al carácter altamente sensible de la información que contiene el documento completo. A la investigación contribuyeron especialistas internacionales en los ámbitos de la seguridad nuclear, radioprotección y economía.
Al referirse al problema como una "espada de Damocles", investigadores de Francia, Alemania, EE.UU. y Reino Unido alertaron que las centrales nucleares son "sin duda, un riesgo" en el contexto del "muy alto nivel de amenaza a la seguridad [que se observa] en Francia y Europa".
Las instalaciones nucleares podrían convertirse en blanco de actos hostiles encaminados, por ejemplo, a provocar fugas de radioactividad a gran escala, advirtieron los expertos. Por este motivo, apuntan, la protección de las plantas debería basarse tanto en las medidas de seguridad tradicionales -entre ellos barreras, controles de acceso, servicios de seguridad y servicios de Inteligencia- como en medidas de seguridad modernas, como, por ejemplo, edificios de contención del reactor.
Sin embargo, las envejecidas instalaciones nucleares, muchas de las cuales fueron construidas hace casi 40 años, no están preparadadas para los modernos riesgos del terrorismo, que aumentaron dramáticamente tras el ataque del 11-S. "Por razones históricas, no fueron incorporados –o incorporados de manera marginal- refuerzos contra los ataques de gran intensidad orientados a obras de ingeniería civil ni sistemas de seguridad nuclear en el diseño de estas instalaciones", reza el resumen de Greenpeace.
"A este respecto, es difícil ignorar una tendencia hacia un mayor acceso a medios de acción cada vez más comunes, diversificados y discretos -así como más eficaces-, ya sea por la capacidad de desviar herramientas utilizadas en entornos civiles tales como drones, armas ligeras o pesadas, o de [desviar] medidas remotas de interrupción a través de redes informáticas", señala el informe.