La "gran debilidad" de la tríada nuclear de EE.UU.

Aunque "cada componente de la tríada nuclear es esencial" para la disuasión, la modernización de uno de sus elementos es "de especial preocupación", opina una analista.

Para disuadir una agresión nuclear, EE.UU. debe demostrar que su arsenal estratégico es capaz de sobrevivir a un ataque y luego tomar "represalias con fuerza devastadora" contra el agresor. Sin embargo, actualmente el Ejército estadounidense tiene una "gran debilidad": sus misiles intercontinentales terrestres "son antiguos", sostiene en un artículo para 'The National Interest' Constance Douris, experta en disuasión nuclear, defensa antimisiles y seguridad europea.

Douris recuerda que la tríada nuclear consta de submarinos, bombarderos y misiles intercontinentales terrestres (ICBM). Cada uno de estos tres elementos complica el cálculo de un potencial agresor cuando contempla si atacar a EE.UU. o a sus aliados. Actualmente, el Pentágono está evaluando cada elemento de la tríada en el marco de una revisión de su postura nuclear, que se espera que esté terminada en diciembre o principios del próximo año.  

Componente "preocupante"

Para la analista, la modernización de la parte terrestre de la tríada, denominada Disuasión Estratégica Basada en Tierra (GBSD, por sus siglas en inglés), es "de especial preocupación", debido a que competirá por financiación con otras prioridades de adquisición como los aviones de combate F-35, los bombarderos B-21 y los aviones cisterna KC-46. Además, otras partes de la tríada nuclear también deben ser modernizadas, incluido el programa de los submarinos de la clase Columbia, las cabezas nucleares y las bombas, así como los sistemas nucleares de mando y control.

Mientras tanto, los misiles Minuteman III, actualmente en despliegue, fueron lanzados por primera vez en la década de 1970, y, aunque algunos componentes y subsistemas se han mejorado a lo largo de estas décadas, "es tiempo para que sean reemplazados", según confirmó el jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, David Goldfein. 

El riesgo de una brecha de capacidad

La experta explica que los ICBM son útiles porque actúan como una "esponja": un adversario tendría que lanzar al menos una ojiva contra cada uno para destruirlos a todos, agotando su arsenal. Si un atacante no destruye todos estos misiles, los restantes podrían ser usados para un ataque de respuesta, lo cual causaría un gran daño al agresor.

Es por eso que el programa GBSD "no puede ser retrasado" por culpa de batallas presupuestarias, ya que esto "pondría en peligro la fiabilidad de los misiles", enfatiza Douris. Si hay un aplazamiento del programa, el número de los ICBM operacionales "disminuiría significativamente" en la década de 2030 y "crearía una brecha de capacidad", ya que el número de misiles que tendría que disparar un adversario también se reduciría, detalla la experta.

De esta manera, aunque "cada componente de la tríada nuclear es esencial" para la disuasión y "necesita ser modernizado", en particular la mejora del elemento terrestre no debe retrasarse, concluye la analista.