Los adultos que permanecen más de dos horas sentados por día presentan una tasa de mortandad más alta que aquellos que acumulan la misma cantidad de tiempo en periodos más cortos, sostiene un estudio publicado en la revista 'Anales de Medicina Interna'.
Según Keith Díaz, investigadora asociada al Departamento de Medicina del Centro Médico de la Universidad de Columbia, se suele pensar la conducta sedentaria en términos del total de tiempo que una persona permanece sentada a diario, reportó el Centro Médico de la Universidad de Columbia.
Sin embargo, la especialista afirmó que "estudios previos sugieren que los patrones en los que un individuo acumula tiempo sedentario, a pesar de varios estiramientos cortos o menos largos, pueden tener un impacto en la salud".
Para llegar a esta conclusión, los investigadores estudiaron el comportamiento de 7.985 adultos, tanto blancos como negros y mayores de 45 años, a los que colocaron monitores de movimiento en la cadera para medir objetivamente la inactividad en estado de vigilia. El experimento tuvo una duración de siete días.
En promedio, el comportamiento sedentario representó 77 por ciento de las horas de vigilia de los participantes, equivalente a más de 12 horas por día. Del total de participantes, 340 murieron en el transcurso de un periodo de seguimiento de cuatro años.
Se calcula el riesgo de mortandad
El riesgo de mortalidad se calculó de manera diferenciada, según tiempo de sedentarismo total y diversos patrones sin actividad.
Las personas con mayor cantidad de tiempo sedentario -más de 13 horas por día de inactividad-, y que con frecuencia tuvieron episodios de al menos 60 a 90 minutos consecutivos sin moverse, aumentaron casi dos veces el riesgo de muerte, en contraste con los que tuvieron el menor tiempo de sedentarismo total y por lapsos más cortos.
Los investigadores también encontraron que quienes permanecieron sentados menos de 30 minutos durante la mayoría de sus sesiones, tuvieron menor riesgo de muerte.
El estudio fue el más grande realizado hasta ahora para vincular el tiempo sedentario, objetivamente medido, y los patrones sedentarios en general, con el riesgo de mortalidad.