Las hormigas reina no siempre fundan colonias en las que ellas son las únicas líderes de las obreras. Según afirman dos entomólogos europeos, muy a menudo dos o tres reinas forman 'asociaciones' para cofundar un nido y habitan juntas en una misma celda o celdas vecinas en el nuevo hormiguero. Esos casos se dan cuando hay escasez de espacio o de nidos adecuados.
En ocasiones puede ocurrir que alguna de las reinas que cohabitan muere, y los científicos se dedicaron a monitorear cómo se comporta en esos casos la reina que sigue viva. Christopher Pull y Sylvia Cremer no esconden la sorpresa que experimentaron al ver que las reinas normalmente desmiembran el cadáver de la compañera fallecida y lo entierran. Lo hacen ellas mismas, sin confiar la tarea a las hormigas obreras.
Esta práctica 'funeraria' no está relacionada con el canibalismo, sino con la prevención de enfermedades, concluyeron los autores del ensayo, publicado en la revista 'BMC Evolutionary Biology'. Los científicos confirmaron la efectividad de la estrategia, ya que las reinas que cumplen el rito están siete veces mejor protegidas ante el contagio por patógenos mortales.
Los biólogos suponen que este comportamiento está específicamente diseñado para prevenir la propagación de enfermedades y garantizar la supervivencia de toda la colonia. Asimismo, enfatizan la posible naturaleza social del rito, puesto que si actuaran por instinto se desharían de todas o prácticamente todas las reinas muertas, cosa que no ocurre.
Enterrar a los muertos es un producto consecuencia de vivir en una sociedad en la que tenemos que contener a nuestros muertos, y probablemente pase lo mismo con los insectos sociales
Numéricamente, el 74% de las reinas que compartían una celda en su investigación desmembraron a las compañeras cuando estas murieron, y alrededor del 67% enterraron los fragmentos del cadáver. Cuando las reinas ocupaban distintas cámaras en un mismo nido, solo el 22% de ellas desmembraron y enterraron el cadáver. En todos los casos, sin embargo, se observó una correlación entre el entierro y la posterior supervivencia.
Preguntado por 'Newsweek', Pull comparó la práctica de sepultar a los muertos desarrollada entre los seres humanos con la que observó en los hormigueros. En su opinión, es probable que en los humanos esta práctica sea "un producto consecuencia de vivir en una sociedad en la que tenemos que contener a nuestros muertos, y probablemente pase lo mismo con los insectos sociales".
La práctica del entierro solo ha sido observada en la hormiga negra de jardín, pero entre otros insectos se conocen comportamientos semejantes en las termitas y las abejas melíferas, que cuentan con ejemplares específicamente encargados de recoger a los muertos y sacarlos de la colmena.