El Parlamento catalán ha llevado a cabo la votación necesaria para proclamar la independencia de Cataluña. Con 70 votos a favor, 2 en blanco y 10 en contra, el resultado fue claramente favorable al SI, y quedó proclamada la "República catalana, como Estado independiente y soberano".
Ha sido un pleno parlamentario accidentado, y se la votación se ha celebrado mediante un procedimiento excepcional, votado y aceptado sobre la marcha, frente el rechazo manifiesto de los diputados de la oposición, que abandonaron el hemiciclo entre gritos de '¡Viva Cataluña!': la resolución de Junts Pel Sí, que propone la declaración de la independencia de Cataluña, se votó en una urna, para garantizar el voto secreto de los diputados y limitar así las consecuencias penales individuales que pueden derivarse de este acto.
Choque con el Estado español
La aprobación de esta propuesta es, de hecho, una declaración de independencia sin ambigüedades, y supondrá un grave choque con el Gobierno de España, que precisamente hoy está ultimando los trámites legales para aplicar el artículo 155 de la Constitución, que derivará en la disolución del Parlamento catalán y en la convocatoria de elecciones autonómicas en Cataluña.
El jefe de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, y los miembros de su Gobierno se exponen hoy a graves consecuencias penales: por esta declaración de independencia podrían ser considerados autores de un delito de sedición o de rebelión —en función del texto que se apruebe definitivamente— y enfrentar importantes penas de cárcel.
Por su parte, el Gobierno de España y en particular el presidente, Mariano Rajoy, ya han hecho explícita su voluntad de aplicar el artículo 155 para "restaurar la legalidad" en Cataluña.