A finales de septiembre, un hecho histórico tuvo lugar en China. Un equipo de criptógrafos y físicos de la Academia de Ciencias del país asiático mantuvo una videollamada de media hora con sus contrapartes en Viena utilizando encriptación cuántica, una tecnología pionera que hace imposible piratear o escuchar comunicaciones.
La innovación supone un cambio radical en el mundo de seguridad, según publica la revista 'Newsweek'. A pesar de que el estudio de este tipo de tecnología se lleva a cabo en diferentes instituciones del mundo occidental, como, por ejemplo, la Universidad de California, respaldada por Google, y la Universidad Técnica de Delft en los Países Bajos, respaldada por la Unión Europea, son los chinos quienes han alcanzado el mayor avance en términos de su implementación.
Un mundo sin 'hackers'
La herramienta abre a China unos horizontes de ciberseguridad hasta ahora desconocidos. Con este tipo de codificación, el sueño de una comunicación perfectamente segura se hace realidad, lo que podría liberar al mundo de problemas como el fraude en línea o el robo de identidad, así como con los ataques de los 'hackers' y el espionaje electrónico. Por el lado contrario, la herramienta también podría permitir que terroristas y criminales se comuniquen sin ser detectados y que los gobiernos puedan ocultan secretos sin que nadie los descubra.
En el mundo de encriptación indescifrable, toda comunicación electrónica humana podría volverse completamente privada, lo que tendría consecuencias inconcebibles actualmente a nivel de ciberseguridad. Todo esto daría a China un poder ilimitado sobre la información si este país se convierte en el único proveedor de encriptación cuántica. Y esto, precisamente, lo que el Gobierno chino busca conseguir, al parecer.
"Lo más cercano a los cifrados irrompibles"
La llamada entre Pekín y Viena se realizó a través de una conexión de Internet convencional de tipo Skype. Sin embargo, lo revolucionario fue el código de encriptación de la llamada, sumamente seguro debido a que se generó en un dispositivo cuántico montado en un satélite chino.
"La criptografía cuántica es lo más cercano a los cifrados irrompibles que posiblemente podamos obtener", comentó a 'Newsweek' Artur Ekert, profesor de la Universidad de Oxford e inventor del modelo en el que los chinos basaron su sistema. "A diferencia de los sistemas matemáticos, la criptografía cuántica se basa en las leyes de la física, que no se pueden romper", resaltó el experto.
¿Cómo funciona la encriptación cuántica?
El método de cifrado de Ekert se basa en un efecto extraordinario conocido como entrelazamiento cuántico, que todavía no está completamente explicado por la ciencia. Incluso Albert Einstein, al descubrirlo, lo describió como una "acción espeluznante a distancia".
Bajo este efecto, dos partículas de luz, conocidas como fotones, copian exactamente el comportamiento la una de la otra, incluso cuando están separadas por grandes distancias. Durante la histórica llamada entre Pekín y Viena, los científicos -con la ayuda del entrelazamiento cuántico- lograron crear un código secreto compuesto de una cadena de bits de información que apareció simultáneamente en diferentes rincones de la Tierra.
La señal cuántica, en todo el mundo
China ha gastado miles de millones de dólares –el costo real del proyecto es desconocido- para crear una infraestructura que le permita transmitir códigos cuánticos por todo el territorio del país. La nación posee estaciones de base, satélites y miles de kilómetros de cable de fibra óptica para transmitir señales cuánticas. De acuerdo con una fuente de seguridad anónima citada por 'Newsweek', al menos 600 altos ministros y oficiales militares chinos utilizan actualmente códigos cuánticos para realizar sus comunicaciones confidenciales.
Según comentó en agosto a la revista 'Science and Technology' el principal investigador del proyecto cuántico chino, el físico Pan Jianwei, en cinco años la nación lanzará un nuevo satélite que orbitará la Tierra a una altitud de 20.000 kilómetros y cubrirá un área mucho más vasta del planeta.
Además, la estación espacial tripulada china, cuya puesta en práctica está planeada para el 2022, llevará una carga útil que permitirá hacer experimentos con comunicaciones cuánticas. El objetivo final es la creación de un sistema de satélites geoestacionarios que pueda abarcar todo la superficie del mundo.