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¡Las lloronas sí existen! RT habla con una mujer que lleva 30 años cobrando por asistir a funerales

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María González Parra tiene 68 años y lleva más de tres décadas dedicándose a una de las ocupaciones más raras y antiguas del país: llorar con aflicción por la muerte de personas desconocidas.
¡Las lloronas sí existen! RT habla con una mujer que lleva 30 años cobrando por asistir a funerales

México cuenta con un sinfín de profesiones, como la de carpintero, bolero y hasta limpiaparabrisas. Pero, sin duda, hay una de la que se habla poco, pero que permanece vigente en la sociedad. Se trata de las plañideras, personas cobran por llorar afligidas en los funerales de personas desconocidas.

La mayoría son mujeres que visten de negro, usan velo y hasta cargan consigo múltiples amuletos o rosarios para entonar cantos o musitar oraciones evangélicas. Se cree que esta profesión es muy antigua y forma parte de una mezcla de culturas, entre ellas, la griega, la egipcia y la romana.

Se desconoce cuándo se implantó en México esta práctica, un trabajo tan digno como cualquiera, pero extraño como ningún otro. RT en Español visitó el panteón Jardines del Recuerdo, en el Estado de México, donde pudo platicar con una de estas mujeres.

Su nombre es María González Parra, tiene 68 años y lleva más de 30 dedicándose a ser plañidera. A María no le incomoda que la llamen de esa manera, ya que también la conocen como 'la chillona', 'la llorona' o 'la mariquita', motes que tienen que ver con el acto de sollozar o de lamentarse ante pérdidas humanas.

RT: ¿En qué momento decidió dedicarse a la profesión de plañidera?

M.G.: Cuando yo tenía 33 años mi madre murió. Ella era plañidera, yo nunca estuve de acuerdo en que se ganara la vida asistiendo a funerales ajenos, pero era la única forma en la que obtenía un ingreso. Cuando ella falleció, caí en depresión y decidí dedicarme al mismo oficio porque perdí mi antiguo empleo.

RT: ¿Qué tan redituable es este oficio, económicamente hablando?

M.G.: Depende, hay días en que los familiares de los difuntos te pagan 600 pesos (equivalente a más de 30 dólares) por llorar, rezar o, simplemente, acomodar las flores de sus muertos durante todo un día. En ocasiones, no te pagan, pero te invitan a comer a sus casas o a la calle.

RT: ¿Tienes un lugar fijo de trabajo o hay panteones donde obtienes mayores ganancias?

M.G.: En este panteón, en Jardines del Recuerdo, hay gente que solicita mis servicios como plañidera. Normalmente, en estos sitios que son grandes puedes conseguir más trabajo. Sin duda, hay otros lugares pero no me he animado a asistir porque en este lugar ya me conocen y puedo entrar libremente.

RT: ¿Está permitido ser plañidera en este panteón?

M.G.: No está permitido, pero tampoco está prohibido, es decir, yo puedo llegar al panteón, informar que vengo a ver la cripta de un familiar difunto y me dejan pasar. Está abierto para todo el público. En la zona de velatorios es donde sí me tengo que registrar, pero pocas veces ingreso a ese edificio.

RT: ¿Cuáles son los días que tienes más trabajo?

M.G.: El Día de Muertos (1 y 2 de noviembre) es una fecha bastante demandante para nosotros. Los familiares exigen plañideras, jardineros o cualquier otro servicio fúnebre para que sus difuntos sientan paz y amor tras su llegada. Ser plañidera es una tradición muy bonita, aunque algunos nos consideren raros.

RT: ¿Por qué ser plañidera y no dedicarse a otra profesión?

M.G.: ¿Me creerías si te digo que me gusta ser plañidera? Me reconforta saber que estoy en contacto con almas, con espíritus y, sin duda, con mi madre que para mí aún vive en mi corazón. Yo creo que esa es la principal motivación, estar en conexión con alguien que ha muerto pero que permanece con vida a través de la energía.

José Luis Montenegro

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