El 31 de octubre la dirección nacional del movimiento Alianza PAÍS anunció la destitución del presidente de Ecuador, Lenín Moreno, como líder de esta coalición, lo que abre una fuerte fractura y una crisis en el partido gobernante. ¿Cómo se ha llegado a esta situación apenas transcurrido medio año después de la investidura de Moreno, que asumió el cargo el pasado 24 de mayo? ¿Qué se puede esperar?
La candidatura de Lenín Moreno fue apoyada por Rafael Correa y toda su estructura política, pero a pocas semanas de que arrancara el nuevo Gobierno empezaron a aflorar las crispaciones entre estos dos líderes.
La gota que rebalsó el vaso en este enfrentamiento fue la reciente decisión de otros referentes de AP de quitar a Lenín su conducción partidaria, determinación celebrada por Correa en las redes sociales. La justificación oficial era que Moreno habría faltado a reuniones internas, a lo que se añaden las acusaciones por beneficiar a "grupos opositores a la 'Revolución Ciudadana'", según se lee en la resolución de la Dirección Nacional, basada en una normativa orgánica interna.
El caso del presidente ecuatoriano será remitido a la Comisión Nacional de Ética y Disciplina del movimiento, pudiéndose dar el escenario de que sea expulsado de su propio partido, lo que sería un golpe político determinante. Sin embargo, varios miembros de AP ocupan cargos en el sistema burocrático del Gobierno de Moreno, lo que podría jugar a su favor a la hora de tomar definiciones.
¿Cómo estalló el conflicto?
"La ruptura de Alianza PAÍS se genera cuando Lenín Moreno traiciona sus valores", explica Amauri Chamorro, quien fue asesor político de la agrupación mientras Correa gobernaba el país. Para el experto, la división de AP se manifiesta "entre quienes aceptan que exministros de Correa se acerquen a los sectores más corruptos de la nación y aquellos que consideran que eso es una deslealtad".
"En Ecuador no ganó la izquierda", considera Chamorro, que sugiere estudiar en las academias el caso del país andino, "donde un candidato de derecha dice que es de izquierda y gana las elecciones". ¿Era esto previsible? ¿Cuáles son los antecedentes de Moreno? "Siempre tuvo relaciones con sectores de la derecha ecuatoriana, pero durante sus seis años como vicepresidente lo mantenía muy en bajo perfil", contesta Chamorro.
Cabe destacar que Alianza PAÍS es un conjunto de agrupaciones de diversas corrientes ideológicas y que la crisis actual entraba dentro de lo posible. "Este cambio fue un error, pero ya es un hecho", se lamenta el experto, que va incluso más allá al afirmar que "era mejor perder la elección que haber ganado".
"'Descorreizar' absolutamente todo"
La politóloga Patricia de la Torre habla de una "crisis profunda" en esta estructura partidaria y comenta que Lenín "buscó su autonomía planteando un programa de Gobierno distinto a los ejes de la 'Revolución Ciudadana' usados durante los últimos diez años y aprobados por el Consejo Nacional Electoral".
Además, el mandatario abrió un proceso de diálogo con diversos sectores de la sociedad, cuyo verdadero significado no pasa por alto la experta: "Es una reconciliación con la oposición a Rafael Correa, esta son las élites oligárquicas y plutocráticas que sostuvieron gobiernos neoliberales en el pasado y nos llevaron a una tragedia económica", sostiene en alusión a la crisis financiera de 1999, conocida como el Feriado Bancario. "Hubo muchos suicidios", recuerda sobre aquel trágico momento.
De la Torre opina que Moreno es "un viejo político de las izquierdas radicales desde hace 40 años", pero que "mantuvo amistades y alianzas con la derecha". En este sentido, la experta considera "común" que "esta izquierda, hoy desnaturalizada, pacte con los conservadores, en este caso el Partido Social Cristiano (PSC)", a lo que se añade la línea de acción de "'descorreizar' absolutamente todo". "El cambio de Moreno no es brusco, solo que recién se está descubriendo", añade.
Al mismo tiempo, añade que el plan "estuvo fríamente calculado" e incluso sugiere que pudo ser planificado durante el Gobierno anterior: "Cuando deja la Vicepresidencia, Correa lo manda a Suiza en una misión diplomática de la ONU destinada a personas con discapacidad, donde se llevó al equipo que hoy gobierna con él". ¿Se diseñó en Ginebra la traición de la que hablan estos politólogos?
Por su parte, el analista Santiago Basabe Serrano sostiene que "Moreno buscó dar un giro en dos aspectos esenciales: otorgar mayor tolerancia política al país y girar el modelo económico estatista", unas modificaciones "letales" para las aspiraciones de Correa y "para que estos cuatro años sean de continuidad". Asimismo, argumenta que "la ausencia política y física de Correa —vive en Bélgica— incentivaron que la división al interior de Alianza PAÍS se torne más grave aún". En este sentido, también visualiza que "en los próximos días, seguramente, las tensiones se acrecentarán y se den desafiliaciones importantes".
Las posibilidades del presidente
Basabe sostiene que la negativa a Moreno parte "solamente de un sector" de AP y explica que la táctica del mandatario pasa por "agrupar a otros grupos del partido y actores sociales o políticos que antes fueron oposición al Gobierno de Correa". Pese a todo, y dejando a un lado los pensamientos fatalistas, el académico opta por quitar dramatismo a la situación, afirmando que no cree que se trate de "una crisis institucional". En cualquier caso, advierte que si Lenín no establece alianzas sólidas tras los resultados de la consulta popular estipulada por la actual gestión, entre enero y febrero de 2018, ello podría llevarle a "un aislamiento político que haría previsible un nuevo proceso de inestabilidad institucional en el país".
Sobre el futuro del mandatario, De la Torre se muestra mucho más tajante: "Moreno metió en su Gobierno a ministros de otras tiendas políticas, como el Movimiento CREO o el PSC, en un viraje grave. [...] En estos cinco meses construyó su propia base para la gobernabilidad, pero me da la impresión que se le está desmoronando". Para la entrevistada, el motivo fundamental radica en no haber dialogado los conflictos internos con el movimiento que le garantizó el acceso al poder.
En ese sentido, opina que "será bastante difícil conseguir la estabilidad", ya que la estrategia de "brazos abiertos", según la cual tiene que atender "las demandas oligárquicas de Ecuador", no está funcionando. "Tampoco está respondiendo a esos pedidos, hay desconfianza de estos sectores en cuanto a las medidas económicas", explica.
No obstante, recuerda que cuenta con un aparato de "500.000 servidores públicos" que le deben lealtad para sostener sus respectivos puestos, a pesar del posible descontento. Otro condimento ante una eventual inestabilidad gubernamental reside en el hecho de que, con el anuncio de que Correa volverá al país, "se reagrupa la militancia que esperaba la destitución de Moreno en AP". Asimismo, recuerda que "muchos ecuatorianos votaron más por Rafael Correa que por Alianza PAÍS".
Entonces, ¿expulsarán a Moreno de su propio partido?
Según Chamorro, la gobernabilidad actual no correrá riesgo porque tiene de su lado al 'cuarto poder': "Los medios de comunicación, privados y estatales, que son sus principales voceros". En este sentido, recuerda que "la prensa que denunciaba que Moreno es un corrupto porque, supuestamente, vivía en un castillo por trabajar en la ONU, ahora lo defiende". Para el consultor, este es el motivo de que el índice de aprobación ciudadana se mantenga "estable", si bien está empezando a caer porque aún no realizó políticas que cambien la vida de los ecuatorianos. "Rafael Correa tiene mucho más apoyo popular que Lenín Moreno", resalta.
Por último, el experto cree que el próximo paso podría pasar por "retirarlo del movimiento a él y sus ministros", aunque todavía no hubo definiciones al respecto. Vale mencionar que en 2019 se celebran elecciones seccionales en Ecuador, donde se elegirán a 23 prefectos y viceprefectos, 221 alcaldes municipales 1.305 concejales y 4.079 miembros de juntas parroquiales. ¿Conseguirá Moreno los aliados que tanto necesita? ¿Podrá gobernar sin Correa atado al cuello? Por lo pronto, Lenín no es Lenin.
Leandro Lutzky