Varios tránsfugas norcoreanos denunciaron la desertización y otros problemas ecológicos en las tierras aledañas al polígono nuclear del condado de Kilju, donde tuvieron lugar las seis pruebas explosivas de gran potencia realizadas por Corea del Norte. Sus testimonios han sido recogidos por el periódico surcoreano 'Chosun Ilbo'.
Pionyang sostiene cada vez que realiza una prueba nuclear que "no hubo fuga de radiación" y que "no tuvo ningún efecto sobre la ecología circundante". Sin embargo, el testimonio de los residentes es muy diferente, afirma el diario. "Cuando se plantan árboles, el 80% de ellos muere, los pozos se secan y ocurren defectos de nacimiento", aseguró una de las fuentes que cita.
Según los vecinos, los peces y las setas desaparecieron de la región ya después de la primera prueba nuclear en 2006. Después de la sexta, un tránsfuga se puso en contacto con su familia que permanecía en Kilju y le dijeron que el pozo de su población estaba seco. Los problemas de acceso al agua potable son la principal queja de quienes viven a una distancia de aproximadamente 27 kilómetros del sitio de pruebas Punggye-ri.
Uno de los tránsfugas dijo además que cuando las autoridades estaban preparando la primera y la segunda explosión subterránea, solo evacuaron de la zona a las familias de los militares, mientras que la población civil ni siquiera estaba al tanto de aquellos planes.
Este año, China y Rusia propusieron a Corea del Norte que declarara una moratoria de nuevas pruebas nucleares y de lanzamientos de misiles. Al mismo tiempo, Corea del Sur y EE.UU. debían suspender los ejercicios conjuntos en la península coreana o cerca de sus costas para reducir la tensión con Pionyang, pero Washington rechazó esta iniciativa de 'cese mutuo'.