Arabia Saudita ha acaparado en las últimas semanas la atención de la prensa y gobiernos de todo el mundo, cuando inició una campaña anticorrupción, mediante la cual se ha detenido y encarcelado a más de 200 personas, entre príncipes, ministros y exministros, por un supuesto fraude que sobrepasa los 100.000 millones de dólares.
Esta es una de las últimas acciones que el príncipe heredero, Mohamed ben Salmán, ha realizado en su afán por convertir a Arabia Saudita en un Estado "moderno".
Pero, ¿qué es lo que pasa realmente en Arabia Saudita? ¿Esconde algo ese plan anticorrupción? ¿Hay alguna mano extranjera detrás de estas acciones? ¿Seguirá Riad con los conflictos abiertos en Oriente Medio?
El trono en disputa
Mohamed ben Salmán, de 32 años, fue nombrado por su padre, el rey Salmán ben Abdulaziz, príncipe heredero en junio pasado, sustituyendo así a su primo Mohammed ben Nayef, de 57 años.
Ben Salmán también ostenta, desde 2015, los cargos de asistente segundo al primer ministro y ministro de Defensa, jefe de la Corte Real de la Casa de Saúd y presidente del Consejo para Asuntos de Economía y Desarrollo.
El analista internacional Basem Tajeldine, define la última acción del príncipe como "una mampara", "un disfraz" que busca tapar las verdaderas contradicciones y problemas internos de "Arabia Saudita", en particular, los relacionados con la "sucesión al trono" y la tarea de ocupar cargos importantes, que se disputan más de 8.000 príncipes.
"Bajo ese disfraz de lucha contra la corrupción se ha iniciado todo este proceso de persecución, encarcelamientos, y hasta de tortura de alguno de los príncipes, según han reflejado distintos medios", añade.
El papel de Riad en el golfo Pérsico
Para Tajeldine, no hay duda de que EE.UU. e Israel juegan un papel determinante en lo que sucede en Riad, donde brindan "protección a la monarquía".
Washington "debe parcializarse por una de las raíces familiares" y eso lo lleva a "suministrar apoyo logístico e inteligencia a este sector de la familia reinante", para "enfrentarse a otras", por eso han apoyado el plan del príncipe.
Pero además, el respaldo a la monarquía fue confirmado con la visita que hizo el presidente estadounidense, Donald Trump, a Arabia Saudita en mayo pasado, donde reiteró su apoyo a Riad en sus enfrentamientos con Irán, Catar y Yemen.
Arabia Saudita y su monarquía "no son más que un protectorado de EE.UU. en la región y, por tanto, para servir o mantenerse en el poder, buscan servir a la política exterior de EE.UU. y de Israel, una extensión de EE.UU. en la región".
El analista geopolítico y periodista independiente Pepe Escobar también ha apuntado, en declaraciones a RT, que detrás de la purga anticorrupción está la mano de EE.UU.
Enfrentamientos en la región
Riad tiene frentes abiertos contra Irán, Catar y Yemen.
En el caso de Irán ―rivalidad que se remonta a la Revolución Islámica Iraní en 1979―, la mayoría de los medios de comunicación de Occidente apuntan a diferencias religiosas, donde supuestamente los chiitas iraníes amenazan a la mayoría suní de la región.
De acuerdo a Tajeldine, esto no es del todo cierto, "puesto que no existen mayores diferencias y contradicciones en esas dos tendencias del islam, que en muchos años han vivido hermanadas y durante las cruzadas del pasado y del presente han luchado juntas contra las agresiones extranjeras".
Por tanto, asegura que detrás de esta pugna "se esconden los intereses realmente geopolíticos de EE.UU. y de Israel".
Ambos países, Arabia Saudita ―uno de los territorios con el mayor número de reservas probadas de petróleo― e Irán ―que posee las segundas mayores reservas probadas de gas natural del mundo―, intentan posicionarse como líderes regionales. Recientemente, Riad convocó una reunión de la Liga Árabe para discutir sobre las "violaciones" de Teherán.
Contra Yemen, la cabeza visible en este enfrentamiento es el príncipe heredero Mohamed, en su papel como ministro de Defensa. En 2015, él lanzó la campaña militar contra el vecino país y el Gobierno hutí (grupo insurgente zaidí chiita). Desde entonces, se ha desatado una catástrofe humanitaria, acabando con la vida de más de 10.000 personas y provocando hambruna en la población, según datos de Naciones Unidas (ONU).
Catar, por su parte, ha sufrido un bloqueo por parte de Riad, con apoyo del resto de los países del golfo Pérsico (Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Baréin), por supuestamente tener vínculos con grupos terroristas.
Pero el analista internacional señala que se debe a que Catar "se ha atrevido a levantar algunas políticas soberanas allí en la región, en su acercamiento a Irán por los yacimientos compartidos, especialmente, y en su insubordinación a las directrices de Arabia Saudita". Por lo que teniendo en cuenta esta opinión, la disputa no sería por el terrorismo.
A esto se suma, sin duda, la presencia de los mercenarios del Estado Islámico en Siria e Irak, respaldados por Riad, EE.UU. e Israel, remarca Tajeldine.
Pero, ¿qué buscan en Oriente Medio? "Petróleo, gas, agua dulce, tierras fértiles, uranio y pasajes marítimos como el estrecho de Ormuz y el golfo de Adén, por donde transitan millones de barriles de crudo por día, son recursos codiciados por muchos", explica el especialista iraní Rasoul Goudarzi, quien señaló al portal Marcha que para lograr eso es necesario crear inestabilidad en la región.
El Líbano: nuevo frente de guerra
"Está planteada la posibilidad que ante el fracaso de las fuerzas mercenarias en Siria y en Irak, estos mismos grupos puedan ser llevados al Líbano", señala Tajeldine, para buscar destruir lo que constituye la "real amenaza" para Arabia Saudita y su aliado Israel en la región, que es Hezbolá.
Recientemente, el líder de Hezbolá, Hasan Nasrallah, aseguró que Arabia Saudita "ha declarado la guerra" al Líbano y que retiene contra su voluntad al primer ministro de ese país, Saad al Hariri, quien renunció a su cargo repentinamente desde Riad.
Tajeldine indica que Hezbolá es "una fuerza verdaderamente preparada que ha luchado y ha vencido en varias ocasiones a Israel, y que ahora en Siria también ha tenido una participación bastante importante, colaborando con las Fuerzas Armadas Sirias y venciendo a estos grupos terroristas".
Esta guerra podría comenzar con un bloqueo, "generar una asfixia económica, deportar a los libaneses que trabajan en Arabia Saudita", sostien el analista.
¿Vientos de cambio?
Arabia Saudita se rige bajo la ideología wahabita, que incluye una serie de reglas estrictas, como la prohibición de las salas de cine, clases de música, mezcla de hombres y mujeres solteros en lugares comerciales, entre otras.
Pero el príncipe Mohamed ha anunciado algunos cambios en la sociedad saudí.
Tajeldine asegura que más que un "anhelo", esto responde a que Arabia Saudita ha "creado demonios" con la ideología que promueve y se les ha "revertido en varias ocasiones", amenazando, inclusive, a la "propia monarquía".
"Hemos visto varios atentados que ha sufrido la propia monarquía saudita por estos mismos grupos que ha venido alentando, es decir, se les ha escapado de las manos y es lo que pretende reformarse o pretende, con este supuestamente plan de reforma, eliminarse, atacarse de raíz", enfatiza el analista.
Edgar Romero G.