El consumo excesivo de sal de mesa propio de determinados hábitos alimenticios occidentales puede acarrear peligrosos efectos sobre la flora intestinal de los mamíferos e, incluso, generar enfermedades cerebrales y cardiovasculares, según revela un estudio elaborado por un equipo internacional de científicos y publicado en la revista Nature.
Para estimar los efectos de esa sustancia en la salud humana, 39 investigadores de Alemania, Bélgica y EE.UU. realizaron una serie de experimentos con ratas de laboratorio, cuyo organismo guarda grandes similitudes.
Los especialistas suministraron a esos roedores alimento con dosis elevadas de cloruro de sodio o NaCl, el nombre científico de la sal común. Tras analizar muestras de sus excrementos, observaron que presentaban menos bacterias 'Lactobacillus murinus', que fermentan los glúcidos y los transforma en ácido láctico.
Ese déficit puede causar serios daños a los organismos, desde hipertensión hasta encefalomielitis autoinmune, una patología en la que los anticuerpos atacan al cerebro y la médula espinal.
En un estudio piloto con humanos, las personas que consumieron dosis elevadas de sal presentaron una reducción de lactobacilos y un aumento de linfocitos Th17, cuya excesiva presencia favorece la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares.