Para obtener un buen empleo, entablar prósperas relaciones comerciales o establecer comunicaciones con personas que viven en países remotos, hablar inglés es un requisito casi obligatorio. ¿Esto siempre fue así? ¿Acaso alguna vez nos detuvimos a pensar en esta dominación de poder lingüístico y cultural?
Los números que motivan estas preguntas son reveladores: la consultora Ethnologue publicó en 2013 que la lengua con más hablantes nativos en aquel momento era el chino, utilizada por 1.284 millones de personas y primer idioma en 37 países. Luego seguía el español, con 437 millones de parlantes nativos en 31 países.
El inglés aparecía en el tercer puesto —372 millones de personas lo usaban como primera lengua en 106 naciones—, mientras que el cuarto lugar lo ocupaba el árabe, hablado en 57 países por 295 millones de individuos como lenguaje originario. El ruso, por su parte, tenía la octava ubicación y lo usaban 154 millones de personas como habla principal.
Este 27 de noviembre, el Instituto Cervantes comunicó que 477 millones de personas tienen el español como lengua materna en 2017 y, sumado a quienes aprendieron a hablar este idioma, suman 572 millones de sujetos. A su vez, la agencia EFE destaca que a mediados del siglo XXI esa cifra total alcanzará los 754 millones.
Esa tendencia también refleja que el chino mandarín y el inglés están perdiendo hablantes nativos. Por ejemplo, en 2060 Estados Unidos será el segundo país con mayor cantidad de hispanohablantes —un 28,6 % de su población—, según datos de la Oficina del Censo norteamericana que cita esa agencia. Actualmente, ese país tiene 43 millones de hablantes nativos de español, mientras que otros 15 millones manejan el idioma en distintos niveles.
"Una lengua es un dialecto con un Ejército y una Marina"
México (casi 120 millones), Colombia (48,8 millones) y Argentina (43 millones) son los territorios de Latinoamérica con más personas que utilizan el español, que también es la segunda lengua más usada en Twitter y Facebook, según el Instituto Cervantes.
Entonces, ¿por qué predomina el inglés en la cultura colectiva de casi todo el planeta? Ana Valentina Fernández Garay, doctora en Ciencias del Lenguaje por la Universidad René Descartes de París (Francia) y miembro del Instituto de Lingüística de la Universidad de Buenos Aires (Argentina), considera que se trata de "una buena pregunta" que tiene una respuesta "sencilla".
Esta especialista explica que una frase que circula en textos sociolingüísticos indica que "una lengua es un dialecto con un Ejército y una Marina", algo que "nos da la idea de que una lengua prestigiosa es aquella que se impone por la fuerza".
La docente de la Universidad Nacional de La Pampa (Argentina) menciona diferentes ejemplos de dominación, como "el poder militar del Imperio español en América, el francés en África o el inglés en la India, EE.UU. y Australia". Sin embargo, destaca que el auge del inglés norteamericano en los últimos años es fruto del poder económico: "A partir de la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. se convirtió en potencia frente a una Europa devastada y comenzó a liderar el comercio internacional".
Para cerrar su idea, esta investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) resume que "el español se impuso a sangre y fuego a partir del siglo XV, por eso hay tantos hablantes que tienen al español como lengua nativa en América y en otras regiones", mientras que "el inglés se expandió desde mediados del siglo XX por el tema comercial y también en la academia", ya que "los norteamericanos son mayoritariamente los que encabezan los desarrollos científicos y tecnológicos a partir de ese momento".
"Defensa de la lengua"
"El lenguaje cambia la manera de ver el mundo", sintetiza Márgara Averbach, doctora en Letras, traductora y profesora de Literatura de EE.UU. en la UBA y escuelas secundarias.
Para esta docente, que escribió casi 60 libros —entre obras literarias y textos académicos—, la hegemonía del inglés "es política y difícilmente cambiará", debido a que "ahora es EE.UU. y antes fue inglaterra, pero hablamos de la misma lengua", aunque "en el momento en que China sea más importante, será el chino".
Asimismo, Averbach resalta los desafíos que presenta la mimetización del idioma norteamericano con el español y subraya la necesidad de una "defensa de la lengua": "A mis alumnos siempre les digo que cuiden el castellano, la influencia del inglés se ha hecho muy evidente".
En ese sentido, la académica recuerda que el castellano incorporó extranjerismos en el habla cotidiana: "Puedo aceptar palabras inglesas para conceptos que no existan en nuestro idioma, pero no para otros. Cuando era chica no existía esto; íbamos a comer a 'lo de Raúl', no al 'Raul's Restaurant'", bromea.
Esta docente considera que esa tendencia se profundizó en los 90 —"En los 70 y los 80 no se veía ni un solo cartel en inglés por las calles de Argentina"— y va más allá, ya que considera que "se naturaliza la cultura estadounidense": "Cuando se dobla al español una película, en vez de subtitularla, algo que odio, una de las consecuencias es que que vos creés que eso está pasando en tu país. Hacés propia esa cultura, aunque no tenga nada que ver con vos".
Para finalizar su idea, Márgara Averbach concluye: "Los hispanos no tenemos el mismo poder político que EE.UU.. Allá ni se traduce, nadie lee cosas que no son de allá. Por algunos libros académicos que traduje, puedo decirte que allí se considera una desventaja si el alumno es bilingüe, la buena nota es para el chico que solo sabe inglés. Acá, en Argentina, es al revés. Muchas alumnas ya no tienen firme el castellano y se dejan contaminar por el inglés".
Leandro Lutzky