Un grupo de investigadores de la Universidad de Texas A&M (EE.UU.) ha determinado la razón por la que algunas dietas no funcionan por mucho que tratemos de perder peso siguiéndolas. Según señala su estudio, publicado en la revista Genetics, la respuesta se halla en los rasgos genéticos de cada persona.
Durante su investigación, los científicos analizaron cómo los organismos de ratones -que son similares a los humanos en su composición genética y en su propensión a desarrollar trastornos metabólicos- reaccionaron a cuatro populares dietas: una "al estilo americano", con alta cantidad de grasas y carbohidratos refinados; la dieta mediterránea; la japonesa; y la dieta Atkins o cetogénica, basada en una alta cantidad de proteínas y muy pocos carbohidratos. Los ratones fueron divididos en cuatro grupos según sus cepas genéticas.
Tras seis meses de observación, los investigadores observaron que los organismos de los animales reaccionaban de maneras diferentes a cada tipo de alimentación.
Así, como era de esperar, el peor efecto en todas las cepas genéticas de los ratones lo causó la dieta americana: los cuerpos de los roedores acumularon grasa y algunos empezaron a padecer obesidad y problemas metabólicos.
Por el contrario, el efecto de las demás dietas no fue tan 'uniforme'. La considerada como la más saludable de todas, la dieta japonesa, basada en el consumo de arroz y en extractos de té verde, perjudicó el hígado de una cepa de los roedores. La dieta mediterránea –con cereales y extractos de vino tinto– también perjudicó la salud de algunos grupos de ratones que empezaron a ganar peso, mientras otros seguían manteniéndose sanos. El mismo efecto tuvo la dieta Atkins.
Estos resultados demuestran que lo que ayuda a una persona a estar delgada y sana puede influir de manera completamente opuesta en la salud de otra, señalaron los científicos.
El estudio determinó que "no existe una dieta que sea la mejor para todo el mundo", según comentó William Barrington, el autor principal del trabajo. El investigador también señaló que su equipo tiene ahora planeado crear pruebas genéticas que podrían determinar el mejor tipo de dieta para cada persona.