Hace dos años, la canciller de Alemania, Angela Merkel, abrió las puertas de su país a los refugiados, en su mayoría procedentes de Siria. Desde entonces, en el territorio alemán se fortalecieron las posiciones de la extrema derecha y parece que el control de la mandataria va a menos pero, por el momento, su país no está listo para dar la espalda a los refugiados.
Así, mientras que los pilotos de Alemania se niegan a participar en las deportaciones planificadas de los solicitantes de asilo rechazados, los refugiados apelan sus órdenes de deportación con registros récord y ganan, informa Deutsche Welle.
El Gobierno alemán ha indicado que esos aviadores rechazaron realizar 222 vuelos planeados porque no querían participar en la expulsión de refugiados a Afganistán que, en algunos casos, ha sido considerado como un "país de origen seguro" a pesar de la violencia y la represión que tienen lugar en algunas zonas afganas.
Alrededor de 85 de esas negativas entre los pasados enero y septiembre procedieron de la aerolínea Lufthansa y su filial Eurowings y cerca de 40 se registraron en el aeropuerto de Dúseldorf, donde las deportaciones suelen estar acompañadas por manifestantes en la pista de despegue. Por su parte, la mayoría de los vuelos cancelados —unos 140— tuvieron lugar en Fráncfort, el aeropuerto internacional más importante de Alemania.
Michael Lamberty, portavoz de Lufthansa, defendió al personal que optó por no llevar a personas deportadas a sus países de origen, a veces porque les preocupaba la seguridad del viaje: "La decisión de no transportar un pasajero la toma el piloto en cada caso. Si tiene la impresión de que la seguridad del vuelo se podría ver comprometida, debe negarse".
Este vocero oficial indicó que, en ocasiones, los pilotos hablan con las personas que están a punto de ser deportadas antes del vuelo y las tratan como pasajeros normales porque "tienen un boleto válido".
22,5 millones de dólares en pleitos
A pesar del aumento en las deportaciones, Alemania aún es el principal destino de la Unión Europea para refugiados y migrantes: en 2017, procesó más solicitudes de asilo que los otros 27 países de la UE combinados.
La agencia de estadísticas europea Eurostat indica que la Oficina Federal de Migración y Refugiados (BAMF, por sus siglas en alemán) trabajó con 388.201 casos de asilo en los primeros seis meses de este año.
A medida que Alemania aumentó las expulsiones, el número de solicitantes de asilo que apelaron sus decisiones también se incrementó de manera destacada: casi uno de cada dos fallos emitidos por el BAMF en la primera mitad de 2017 fue llevado a una corte de apelación, casi el doble de casos que en el mismo período de 2016.
Además, los tribunales se pusieron del lado de cerca de uno de cada cuatro demandantes, unos pleitos que a Berlín le han costado alrededor de 22,5 millones de dólares entre estos enero y noviembre.
Con el fin de reducir el número de apelaciones y acelerar las deportaciones, el Gobierno de Alemania ha puesto en marcha un programa vigente hasta febrero de 2018 para compensar con unos 3.500 dólares a quiedes deseen volver a sus países de manera voluntaria.