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Estas son las armas que Irán emplearía en una guerra contra EE.UU.

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Ese arsenal aumenta significativamente las capacidades de disuasión de Teherán.
Estas son las armas que Irán emplearía en una guerra contra EE.UU.

Con la excepción de Corea del Norte, es posible que ningún país haya desafiado tanto a Estados Unidos después de la Guerra Fría como Irán, que no ha perdido oportunidad de limitar la influencia de Washington.

Se trata de una estrategia arriesgada, dado que EE.UU. ha rodeado Irán con bases militares y sus gastos militares rondaron el doble del PIB del país persa en los últimos años: en un conflicto militar convencional, Teherán no tendría ninguna posibilidad.

Por este motivo, los iraníes desarrollan una doctrina militar de disuasión basada en tres capacidades: un amplio arsenal de misiles balísticos, la amenaza de una guerra naval asimétrica —con el posible bloqueo del estrecho de Ormuz— y los lazos con grupos militantes no estatales, indica el portal Scout.

Misiles Sejil

El instrumento más contundente de Irán es su armamento; en particular, la familia de misiles balísticos Shahab basados en diseños norcoreanos es la más conocida. Sin embargo, también asustan otros de sus proyectiles.

El Sejil-1 es un misil balístico superficie-superficie de dos etapas que Teherán probó por primera vez en 2008. A diferencia de los misiles Shahab, es de combustible sólido: eso reduce su tiempo de lanzamiento y mejora su movilidad.

Se desconoce el alcance de este proyectil, pero se estima que sería entre 2.000 y 2.500 kilómetros, con lo cual podría atacar Israel o, incluso, el sudeste de Europa con 750 kg de carga útil.

El Sejil-2 fue probado por primera vez en 2009 y es probable que aún esté en desarrollo. Según Global Security, "tiene una capacidad de alcance demostrada de 2.510 kilómetros y vehículo de reentrada de tres cabezas cónicas de 650 kilogramos". También puede llevar una ojiva de 1.000 kilogramos a 2.000 kilómetros.

Su "mayor avance" es "la precisión, algo que los misiles balísticos iraníes tradicionalmente han carecido. Además, está "equipado con un nuevo sistema de navegación y sensores precisos y sofisticados".

Minisubmarinos clase Ghadir

En cualquier caso, quizás la mayor opción disuasoria de Irán es su capacidad de amenazar la circulación de petróleo en el estrecho de Ormuz, por donde pasan cerca del 20 % de los suministros mundiales. Algunos cálculos estiman que EE.UU. ha gastado alrededor de 8 billones de dólares en defender ese lugar desde 1976.

La creciente flota de minisubmarinos iraníes clase Ghadir, de 150 toneladas, sería especialmente mortífera en cualquier conflicto. Esos sumergibles son una variante la clase Yugo y Sango de Corea del Norte, cuyo pequeño tamaño y huella acústica hacen particularmente difíciles de detectar y rastrear.

Cada uno tiene dos tubos lanzatorpedos de 533 mm, es capaz de colocar minas y, según los medios de comunicación iraníes, podría transportar y desembarcar fuerzas especiales en territorio hostil.

La calidad de esos submarinos es extremadamente alta pero, como suele ser el caso con las capacidades navales iraníes, la cantidad es lo que importa: Irán tiene un mínimo de 20 submarinos clase Ghadir, aparte de otros sumergibles.

Misiles Khalij-e Fars

El misil balístico antibuque Khalij-e Fars es otro componente valioso de las capacidades navales asimétricas de Irán.

Ese proyectil balístico supersónico de combustible sólido posee un alcance de 300 km cuando porta 650 kg de carga útil y ha sido desarrollado a base del Fateh-110, un misil superficie-superficie de una etapa que Irán probó por primera vez en 2002.

Una prueba realizada en 2013 mostró que tiene una precisión de 8,5 metros.

Milicias chiitas

Desde que Teherán envió a representantes del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica a Líbano a inicios de los 80 para ayudar a fomentar la resistencia a la ocupación israelí, las milicias chiitas han sido una de sus armas más versátiles. Entre ellas, destaca el movimiento libanés Hezbolá, que ataca objetivos israelíes no solo en Oriente Medio.

Tras la invasión de Irak en 2003, Irán habría empleado a Hezbolá para entrenar a milicias chiitas y parece que habría prestado una ayuda semejante a los insurgentes hutíes en Yemen.

Hezbolá también ha sido una fuerza indispensable para respaldar al presidente de Siria, Bashar al Assad, en un conflicto militar que continúa desde 2011.

S-300

En 2007, Rusia e Irán suscribieron un contrato para que Moscú entregara a Teherán sistemas de defensa antiaérea S-300, pero ese acuerdo fue suspendido para acatar la resolución 1.929 del Consejo de Seguridad de la ONU, que prohibía suministrar armamento moderno a los iraníes.

En abril de 2015, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, revocó dicha restricción y ambos países ratificaron un nuevo pacto en noviembre de ese año. Esa fue una mala noticia para Washington, que llamó durante mucho tiempo contra ese suministro.

Se trata de un sistema que opera con misiles tierra-aire de corto, medio y largo alcance para neutralizar aviones, misiles de crucero y balísticos y otros blancos que vuelan a velocidades de hasta 1.200 m/s a alturas desde 25 metros.

Diseñado por la URSS, el S-300 cuenta con un gran número de versiones y modernizaciones que se diferencian en el alcance, la velocidad de ataque, el tipo de misiles y radares, la capacidad de protección contra la guerra electrónica, etc.

Los S-300 imposibilitarán un ataque a Irán desde la mayoría de los aviones existentes e, incluso, dificultaría esa labor a aeronaves furtivas. Teherán los podría despegar a lo largo de la costa iraní en el golfo Pérsico como parte de su estrategia antiacceso y de negación de área [anti-access/area denial o A2/AD, por sus siglas en inglés] contra EE.UU.

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