En el estado mexicano de Puebla existen dos grandes construcciones que tienen una relación directa con el cielo. Una es la Basílica de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, edificada entre los siglos XVI y XVII y nombrada en 1987 como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Y la otra es el Gran Telescopio Milimétrico "Alfonso Serrano", ubicado en la cima del volcán Sierra Negra, a 4.581 metros de altura.
El astrofísico mexicano y director científico del Gran Telescopio Milimétrico (GTM), Miguel Chávez Dagostino, aseguró a RT que este artefacto ingenieril —considerado hasta ahora como el más grande del mundo— "es una infraestructura astronómica que se gestó hace más de 20 años y consiste en un telescopio de 50 metros de diámetro en su óptica principal, capaz de recibir ondas de luz con longitudes milimétricas".
De acuerdo con el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOEP), ubicado en la ciudad de Cholula, en Puebla, "la inversión [económica] de este radiotelescopio asciende a alrededor de 115 millones de dólares, que deberán ser aportados por partes iguales por México y EE.UU.". Tal como su nombre lo indica, el GTM funciona "con una precisión de relojería suiza", según detalló el mismo organismo.
Chavez Dagostino contó a RT que la magnificencia de esta herramienta radica en que "no solo observa el Universo como los telescopios convencionales, el GTM también lo escucha a través de la captación de luz proveniente de cuerpos celestes hallados en distintas galaxias. El telescopio más grande del mundo —según el astrofísico— capta emisiones de radio emitidas por satélites y demás estructuras o formas espaciales".
RT: ¿Por qué se eligió la cima del volcán Sierra Negra, en la ciudad de Puebla, para instalar el GTM?
M.C.: Se eligió este sitio por dos razones principales: la primera es la altura de 4.581 metros sobre el nivel del mar, que nos permite recibir radiación milimétrica de objetos celestes o de bajas temperaturas, es decir, mientras más alto estés, menos vapor de agua tienes en la atmósfera. Y la segunda, es que estamos en una latitud baja comparada con otras infraestructuras que hay en Europa, y eso nos permite estudiar el cielo del hemisferio sur del planeta Tierra.
RT: ¿Qué funciones específicas tiene el GTM para el estudio de fenómenos astronómicos?
M.C.: A diferencia de los telescopios ópticos o convencionales, el GTM tiene la capacidad de apreciar ondas o partículas de luz que nosotros no podemos ver a simple vista, es decir, un telescopio milimétrico te da acceso a los procesos que tienen lugar en donde se están formando las estructuras del Universo, y por estructuras me refiero a planetas, estrellas, sistemas estelares, galaxias e incluso cúmulos de galaxias.
RT: Usted dice que el GTM es capaz de detectar objetos casi invisibles para los telescopios ópticos, ¿a qué objetos se refiere?
M.C.: El año pasado publiqué un artículo referente al hallazgo de un disco de polvo que circunda una estrella que está muy cercana a nosotros en el planeta Tierra, llamada Épsilon Eridani. Este polvo no lo puedes detectar con telescopios convencionales, mientras que cuando apuntas con el GTM, puedes encontrar un disco nítido que rodea esta estrella a una distancia de la órbita de Neptuno, es decir, este tipo de hallazgos nos orillan a generar nuevos estudios del Universo.
RT: ¿Qué hallazgos importantes ha logrado el GTM desde que inició operaciones en Puebla?
M.C.: Además del hallazgo del disco de polvo que circunda la estrella Épsilon Eridani, hay otros resultados científicos importantes que serán publicados en enero del siguiente año. Se trata del apuntalamiento del GTM a una galaxia que sufre de una amplificación de su luminosidad conocida como lente gravitacional, la cual permitió encontrar una formación galáctica prominente, es decir, la segunda más distante que se ha encontrado hasta la fecha.
RT: ¿Qué representa para México este clase de tecnologías innovadoras para el estudio del Universo?
M.C.: Para la comunidad astronómica mexicana representa el tener acceso a una infraestructura de vanguardia que va a permitir, en los siguientes años, hacer contribuciones de muy alto impacto al conocimiento general científico y del Universo. Además de ello, nos alentará a sumergirnos en campos relativamente nuevos como la astrobiología, es decir, la existencia de la vida en otras regiones cósmicas.
RT: Habla de astrobiología, ¿se ha podido estudiar el terreno de Marte con el GTM, es decir, se habla de posible vida en este planeta?
M.C.: Te puedo hablar de un proyecto que acabo de someter, y justamente habla del análisis no de Marte sino de la sexta luna en dirección a Saturno, la cual se llama Encélado. Esta luna se caracteriza por tener en su polo sur, una serie de géiseres que están enviando material al espacio y que, parecen indicar, que abajo del suelo congelado de dicha luna, hay un océano líquido y tiene componentes orgánicos, tales como carbono, nitrógeno, hidrógeno y, por supuesto, oxígeno. Nosotros pretendemos apuntar el GTM hacia ese satélite y estudiar más a fondo el caso, ya que tiene más campo de investigación acerca de la vida que Marte.
RT: ¿Cuál es el siguiente reto del GTM, en qué proyectos se está trabajando?
M.C.: Además de los todos proyectos que te he mencionado, hay una cámara fotográfica que comenzará a operar en 2019 y que va a permitir hacer un mapeo del cielo, de tal forma que podamos estudiar reacciones de formaciones estelares con lujo de detalle en la Vía Láctea. Además de ello, podremos estudiar en muy corto plazo las formaciones estelares en otras galaxias y universos distantes. Esto, sin duda, revolucionará el estudio y conocimiento del Universo como, hasta ahora, lo conocemos.
José Luis Montenegro