Hasta hace poco, los militares y los medios alemanes se jactaban de contar con los submarinos más avanzados del mundo, los navíos del proyecto 212A. Estos contaban con tanques de combustible de hidrógeno que les permiten navegar sumergidos durante más de dos semanas, lo que les proporciona uns superior autonomía que al resto de submergibles diésel eléctricos, que solo pueden garantizar una inmersión de varios días.
Cada uno de ellos costó cerca de 400 millones de euros (469,9 millones de dólares), según las cifras citadas por la emisora de radio y televisión ARD. Sin embargo, el mando militar alemán ha admitido recientemente que todas las unidades de esta serie de submarinos, seis en total, están fuera de servicio.
Berlín perdió la última de sus embarcaciones 212A activas en octubre, cuando el U-35 se dañó gravemente el timón después de colisionar contra una roca mientras completaba una maniobra sumergida junto a la costa noruega. El daño fue tan severo que el submarino tuvo que ser escoltado hasta el puerto alemán de Kiel por un remolcador. Ahora se ha revelado que el resto de la novedosa flota de sumergibles ya estaba fuera de servicio en aquel momento.
Dos de los 212A se encuentran actualmente siendo sometidos a labores de mantenimiento y no podrán volver a navegar antes de la segunda mitad del 2018. Otros dos de ellos han sufrido algún tipo de daño y necesitan ser reparados, mientras las autoridades todavía no han indicado ni siquiera los plazos estimados de cuándo estarán listos.
El sexto de los sumergibles fue contratado solo en octubre pasado y no estará completamente operacional hasta después de pasar todas las pruebas pertinentes, lo que no ocurrirá antes de mayo del 2018.
"Es un desastre real para la Marina", comentó el diputado alemán Hans-Peter Bartels, miembro de la Comisión de Defensa, en declaraciones a ARD a principios de este diciembre. El parlamentario agregó que las operaciones submarinas estaban entre las otrora mayores capacidades de las Fuerzas Armadas de su país. Según este, se trata de "la primera vez en la historia" que ninguno de los buques U estará operacional durante meses.
Para Bartel, la culpa de esta situación son los recortes presupuestarios y la decisión de las autoridades de no almacenar piezas de repuesto, optando en cambio por encargarlas cuando ocurriera algún problema. Esta tendencia, explicó, "ha sido revertida" y el Gobierno está nuevamente dispuesto a invertir en las necesidades militares. Sin embargo, "pasarán años" antes de que se puedan ver los resultados del cambio, vaticinó.