Yisrael Katz, ministro de transporte de Israel, está promoviendo una iniciativa para cavar un túnel ferroviario bajo la Ciudad Vieja de Jerusalén, pasando cerca de lugares sagrados para los judíos, cristianos y musulmanes. El recorrido terminaría en la Pared Occidental –el Muro de los Lamentos, para el judaísmo– con una estación a la que se propone bautizar como Donald Trump, informa AP.
El plan de Katz incluye la construcción de dos estaciones subterráneas y la excavación de aproximadamente tres kilómetros de túneles bajo el centro de Jerusalén y de la Ciudad Vieja. De realizarse, el proyecto extendería una línea ferroviaria de alta velocidad que se inaugurará pronto y uniría Tel Aviv con el Muro Occidental, el sitio más sagrado para las plegarias del pueblo judío.
El recorrido del tren pasaría cerca de la iglesia del Santo Sepulcro -lugar en el cual la tradición cristiana sostiene que Jesús fue crucificado y enterrado- y de un lugar sagrado en disputa, conocido por los judíos como Monte del Templo y por los musulmanes como el Noble Santuario. Excavaciones anteriores en la zona disputada generaron violentas protestas por parte de los palestinos.
Avner Ovadia, vocero del ministerio de transporte, informó que el costo aproximado del proyecto ronda los 700 millones de dólares y tomaría cuatro años en ser completado. Desde la oficina del ministro declararon que recientemente Katz avanzó en este plan durante una reunión con ejecutivos de Israel Railways, y que aceleró su debate en comités de planeamiento.
Según manifestó Katz, el nombre de la estación sería un homenaje a Trump "por su coraje y decisión histórica de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel". Asimismo, el ministro sostuvo que una estación en ese lugar permitiría a los visitantes llegar "al corazón que late del pueblo judío: el Muro de los Lamentos y el Monte del Templo".
Katz, quien también cumple con el cargo de ministro de Inteligencia de Israel, es un aliado muy cercano del Primer Ministro Benjamín Netanyahu. En algunos sectores se rumora que será su sucesor como líder del Partido Likud.
El reconocimiento de Jerusalén por parte de Donald Trump enfureció a la comunidad palestina y a gran parte del mundo musulmán. En respuesta a estas declaraciones, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una resolución que condena la medida adoptada por el primer mandatario estadounidense. Varios de los aliados tradicionales de EE.UU. se opusieron a Washington y votaron en favor de la moción.
En 1967, Israel anexó a su territorio Jerusalén del este –en ese mometo administrado por Jordania–, en una jugada no reconocida por por la comunidad internacional. Los palestinos consideran a Jerusalén del este como la capital de su futuro Estado, y un consenso internacional que lleva muchos años sostiene que el futuro de la ciudad depende exclusivamente de negociaciones directas entre israelíes y palestinos.