Tener una casa propia se está convirtiendo cada vez más en un lujo en muchas partes del mundo. En Estados Unidos la tendencia de compartir vivienda con otra gente (que no sea la pareja) es ya una realidad para un 30% de los adultos de entre 23 y 65 años.
La empresa Zillow, especializada en el mercado inmobiliario, ha llevado a cabo una investigación para descubrir cuántos estadounidenses comparten su casa con familiares, amigos u otras personas porque no pueden contar con un hogar propio y ha constatado que este porcentaje se ha incrementado considerablemente en comparación con el 21% que se registraba en 2005.
Más de la mitad de los jóvenes de entre 23 y 29 años –un 54%– viven en casas compartidas, según los datos del estudio, publicado este mes de diciembre.
Cuando la vida es demasiado cara
Si bien algunos no tienen prisa en comprarse una casa o un apartamento porque están contentos con su situación actual y prefieren vivir con sus padres o con compañeros de piso, existe también una estrecha correlación entre la tendencia de compartir el alojamiento y la asequibilidad de alquiler.
En ciudades grandes como Los Ángeles, Miami o San Francisco, donde pagar por una vivienda toca el bolsillo, aumenta el número de personas que optan por alojarse en habitaciones compartidas o con familiares.
Los autores del estudio también descubrieron otro factor que explica esta tendencia. Los ingresos anuales de los adultos con empleo que viven en apartamentos compartidos se sitúan en un promedio de 30.000 dólares, frente a los 45.000 dólares que cobran aquellos que viven solos.
Zillow también señala que muchos veinteañeros trabajan en puestos con sueldos relativamente bajos pese a tener alto nivel educativo.
Asimismo, los adultos que viven en casas compartidas o con familiares ganan 67 centavos por cada dólar que ganan las personas que no comparten alojamiento con nadie, a no ser que sea su pareja. ¿Cuál es la conclusión? Que quienes viven en pisos compartidos simplemente no podrían permitirse pagar el alquiler si vivieran solos.