La estación espacial china Tiangong-1, fuera de control desde marzo 2016, representa un peligro no solamente por la inminente caída de sus restos a la superficie terrestre, sino también por la posible dispersión de sustancias altamente tóxicas.
Según una reciente predicción del Centro de Estudios de Órbitas y Reingreso de Escombros de la corporación Aerospace (CORDS, por sus siglas en inglés), el laboratorio chino de 8 toneladas y media podría portar a bordo restos de un peligroso combustible denominado hidracina.
"Potencialmente, a bordo de la nave espacial puede haber una sustancia altamente tóxica y corrosiva llamada hidracina, que podría sobrevivir al reingreso a la atmósfera. Para su seguridad, no toque ningún residuo que pueda encontrar en el suelo ni inhale los vapores que este pueda emitir", advirtió el CORDS.
De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA, por sus siglas en inglés), el contacto con esta sustancia puede provocar una serie de síntomas que incluyen convulsiones, ceguera temporal y coma en los seres humanos. En febrero de 2008, EE.UU. destruyó un satélite espía fuera de control alegando que su depósito de combustible estaba lleno de hidracina.
Los científicos señalan que los restos del Tiangong-1 —que será reemplazada por el laboratorio Tiangong-2— impactarían contra la Tierra a mediados de marzo. La mayor parte de esa área está cubierta por el océano, pero se mantiene una probabilidad de 1 en 10.000 de que los escombros aterricen en un área poblada.