Construido para salvar a los altos mandos de China, junto con sus subordinados y tropas, en caso de una catástrofe mundial, el búnker nuclear ubicado en un parque nacional debajo de las montañas Western Hills, a unos 20 kilómetros de Pekín, tiene capacidad para un millón de personas y está en medio de cuevas kársticas a las que se considera las más profundas del mundo.
El científico Qin Dajun, del Instituto de Geología y Geofísica de la Academia China de Ciencias, quien se ocupa de la investigación de los cauces subterráneos de Western Hills, indicó al periódico South China Morning Post que las cuevas kársticas de aquella cordillera se extienden por más de dos kilómetros bajo tierra.
"Que sepamos, son las cuevas más profundas del mundo", aseguró. Por encima tienen una gruesa capa de roca que incluye granito, uno de los materiales más duros y densos en la naturaleza.
Un reciente estudio gubernamental ha mostrado que en la zona hay suficientes reservas de aguas subterráneas como para abastecer las necesidades de un millón de personas.
La existencia del búnker salió a la luz en 2016, cuando medios locales cubrieron la visita del presidente Xi Jinping a esas instalaciones. El refugio forma parte del Centro de Comando de Batalla Conjunto de la Comisión Militar Central (CMC), pero se desconoce a qué profundidad se ubica y cuándo fue construido. Según reportes de medios gubernamentales, las obras comenzaron hace decenas de años.
Los expertos en materia nuclear sostienen que para contrarrestar un ataque nuclear, el búnker tendría que estar rodeado por rocas de más de 100 metros de densidad.
En las cuevas hay suficiente espacio para una pequeña ciudad y un estable suministro de agua potable, aunque algunos ponen en duda la posibilidad de utilizarla en caso de un ataque nuclear.
Liu Yong, científico de la Universidad del Sur de China (University of South China), comentó al periódico que las partículas radiactivas permanecen en el agua y el suelo más tiempo que en el aire, y podrían encontrarse también en lagos y ríos subterráneos, con lo cual habría que purificarla antes de utilizarla. Agregó que China cuenta con las tecnologías y equipamientos necesarios para esto.