Dos exmormones, Ryan Mcknight y Ethan Dodge, han emprendido un nuevo proyecto FaithLeaks con el objetivo de sacar a la luz delitos perpetrados dentro de diversos cultos religiosos. Su idea es recopilar información desde dentro de las organizaciones religiones, y su propósito, hacerla pública.
Su primera entrega, recientemente divulgada, contiene 33 expedientes que abarcan un período de 1999 a 2012 y evidencian que múltiples delitos de carácter sexual, perpetrados por miembros de la secta Testigos de Jehová, fueron encubiertos por sus líderes.
Los documentos fueron redactados por miembros de la propia secta, que llevaron a cabo investigaciones internas basadas en denuncias de mujeres jóvenes y adultas que en repetidas ocasiones, y desde edades muy tempranas, sufrieron abusos sexuales y psicológicos por parte de sus padres.
Los investigadores, según los documentos, consideraron las denuncias de las víctimas como creíbles, pero no adelantaron acción alguna para detener a los depredadores sexuales. En vez de ellos, se esforzaron en encubrir los delitos y presionar a las víctimas para que no recurrieran a la "justicia mundana". En consecuencia, los agresores nunca fueron castigados.
"Aprobado por Jehová"
Uno de los documentos, fechado el 26 de octubre de 2004, contiene el testimonio de una víctima que cuenta cómo, desde que era niña, su padre abusaba de ella y de su hermana y amenazaba con matarlas y desmembrarlas si se lo decían a alguien.
El hombre agarraba los juguetes de la niña, en especial sus muñecas, y les cortaba las extremidades para que ella viera lo que le iba a pasar si lo denunciaba. La llevaba al bosque y le mostraba dónde enterrraría las partes de su cuerpo. Además, trataba de convencerla de que sus acciones tenían la aprobación de Jehová.