La basura espacial es uno de los mayores problemas que enfrentan las agencias espaciales en la actualidad. Después de 60 años de enviar cohetes y satélites, la órbita baja de la Tierra —entre la atmósfera y el cinturón de radiación de Van Allen— está saturada de estos desechos, que pueden representar una gran amenaza para la Estación Espacial Internacional y los satélites activos.
Hasta ahora, para recoger esos desechos se han propuesto soluciones que van desde magnetos gigantes hasta redes y arpones. Sin embargo, en un reciente estudio dirigido por expertos de China se busca desarrar e implementar láseres gigantes ubicados en el espacio como un posible medio efectivo para enfrentar el problema.
¿Será efectivo?
La investigación, publicada en la revista científica Optik, analizó a pequeña escala y por medio de simulaciones numéricas el impacto de un láser de impulsos de alta potencia sobre los materiales que componen los desechos, para descifrar los ángulos de radiación y la posición respecto a la Tierra en la que los rayos serían más efectivos.
Luego de evaluar la velocidad y trayectoria de la basura, los científicos descubrieron que este método puede llegar a ser efectivo si la longitud del nodo ascendente —uno de los elementos orbitales que especifican la órbita de un cuerpo celeste— es el mismo tanto en el láser como en el fragmento espacial.
"Las conclusiones a las que se ha llegado proporcionan la base teórica necesaria para el despliegue de una estación láser espacial para eliminar desechos espaciales", subraya la investigación.
Uno de los mayores productores de basura
De acuerdo con el portal phys.org, el compromiso de China en la erradicación de la basura cósmica refleja su creciente participación en el espacio, considerando además que la nación es uno de los mayores productores de estos residuos.
En 2007, Pekín realizó una prueba de misiles responsable de la emisión de más de 3.000 pedazos de escombros peligrosos. La nube de basura, la más grande hasta ahora detectada, causó daños en un satélite espacial ruso y representa una amenaza para otros sistemas en órbita.