Seguramente, en los últimos días ha visto 'selfies' de gente con las pestañas congeladas y nieve en la barba o fotografías de termómetros rotos por temperaturas que casi no se pueden medir.
Aunque la región rusa de Yakutia se ha convertido para muchos en una verdadera representación de la Edad de Hielo, sus habitantes siguen yendo a la escuela o al trabajo y haciendo otras tareas cotidianas como si nada.
Pero prepárese para sorprenderse aún más: las temperaturas de hasta -65 ºC no impiden que los rusos se bañen en aguas gélidas.
¿Por qué?
Por un lado, es una tradición religiosa. Gran parte de la población acude a ríos, lagos o baños improvisados en las calles la noche del 18 al 19 de enero, cuando los cristianos ortodoxos celebran el Bautismo del Señor, según el calendario juliano.
La creencia dicta que uno debe sumergirse tres veces y no importa si está en el sur de Rusia —con temperaturas relativamente agradables— o en la República de Sajá, con temperaturas tan extremas. Las personas quedan limpias de pecado igual que cuando las bautizaron.
Acto religioso convertido en 'flashmob'
Para muchos, sumergirse en agua helada se ha convertido más bien en un reto, como el desafío del cubo de hielo. Se graba en video, se publica en Instagram o Facebook y se convierte en uno de los desafíos principales en las charlas con amigos: "Apuesto a que no podrás repetirlo".
Pero no todo es vanidad. También supone un pretexto para cuidar la salud, aunque sea un día al año. En Rusia está muy extendida la idea de que esos baños de agua fría mejoran la inmunidad ante determinadas enfermedades... quien sobreviva, claro.
Agua helada y sangre hirviendo
Los clérigos explican que las personas resuelven sus problemas religiosos con una acción drástica como si fuera un acto de iniciación. De manera brusca, perciben el frío como un calor doloroso y sienten que la sangre hierve en sus venas, un cóctel perfecto para pensar que ese sacrificio se tendrá en cuenta en el futuro.
Por su parte, las autoridades de la Iglesia ortodoxa rusa aseguran que mucho sentido no tiene porque no es obligatorio y recuerdan que resulta más importante acudir a misa, aunque quienes no se acercan a un templo no están al tanto.
Ya sea por religión o por una apuesta con amigos, ¿se atreverían?