El mando supremo del Partido Comunista de China ha propuesto enmendar la Constitución del país en el pleno del Comité Central del Partido Comunista, clausurado esta semana. Se creará un órgano especial anticorrupción subordinado solo al mando político supremo.
Según informa el periódico oficial del Comité en inglés, Global Times, la nueva redacción debe reflejar unos "importantes logros teóricos, principios y mandamiento políticos" aprobados en el 19 Congreso del partido en octubre pasado". Entre estos cambios a insertar destacan los pensamientos del actual dirigente del partido y presidente del país, Xi Jinping, sobre el "socialismo con rasgos chinos en la época moderna".
La Constitución vigente menciona por nombres a solo dos líderes históricos del país: el fundador del Estado actual, Mao Zedong, y el impulsor de las reformas económicas Deng Xiaoping.
"El último logro del marxismo"
El pleno ratificó que "las ideas de Xi Jinping sobre el socialismo con rasgos chinos en la época moderna representan el último logro del marxismo y la ideología dirigente, que el partido y el Estado mantendrán por mucho tiempo", según el comunicado difundido a su cierre.
La Constitución vigente fue adoptada en 1982. En la última ocasión que esta ley fundamental fue enmendada, en el 2004, se incluyeron las garantías de la propiedad privada y los derechos humanos. Para el próximo mes de marzo el mando político del país tiene programado convocar una Asamblea de Representantes Populares de Toda China, que es la única autoridad que tiene derecho a enmendar la Carta Magna.
"Xi Jinping se perpetua en la historia"
En comentarios ofrecidos a RT, el experto Alexéi Máslov, director de la Escuela del Orientalismo de la Escuela Superior de Economía, calificó esta iniciativa como un paso muy importante porque "la Constitución china es una cosa inmovible" y solo las citas de Deng Xiaoping habían aparecido en ella. Algunas ideas de Jiang Zemin y Hu Jintao surgían sin mencionar sus apellidos.
"Es decir, por primera vez desde la época de Deng Xiaoping estará inscrito en la Constitución un apellido nuevo", resaltó. La personalidad de Xi Jinping se perpetua en la historia". En este sentido, las ideas de Xi ya fueron insertadas en el estatuto del Partido Comunista de China en octubre del 2017.
Nombre eterno para una China globalizada
"Antes de que llegara al poder Xi Jinping, solo dos personas habían sido eternizadas en el estatuto del Partido: Mao Zedong y Deng Xiaoping", recordó en comentarios a RT el colaborador de la Academia de Ciencias Sociales de China, Yevgueni Gráchikov.
Según su estimación, esta situación confirmaba el apego de los últimos gobernantes chinos a los principios políticos propuestos por Deng: el hincapié en el desarrollo económico y un rumbo cuidadoso en la política exterior.
Con Xi, China ha llegado a ser una potencia mundial, ha alcanzado ciertos éxitos económicos y ha vuelto a priorizar la política en las relaciones internacionales. Pekín propone proyectos globales como 'Un cinturón, un camino', desarrolla la colaboración política con distintos países del mundo en busca de satisfacer los intereses nacionales y aumentar el potencial bélico. De esta manera, la idea de la grandeza china se impone sin negarse la herencia de Deng en lo relacionado con la economía de mercado.
Lucha anticorrupción
El cambio clave será la institución de un órgano "centralizado, prestigioso y muy eficaz" de lucha anticorrupción que concentre las funciones de control de los funcionarios del partido y los del Estado, incluidos aquellos sin afiliación comunista.
En el primer lustro con Xi en la Presidencia 1.300.000 personas fueron condenadas por delitos de corrupción, unos 10.000 de ellos a muerte. Sin embargo, la autoridad anticorrupción existente ha sido restringida en su actividad con los miembros del partido.
Por medio de una ley, en noviembre pasado fue fundada la Comisión Nacional Controladora, el órgano supremo de lucha contra la corrupción y el abuso de poderes en todos los niveles. Ahora se propone expandir sus poderes a todos los funcionarios y empresarios.
Los partidarios de la reforma quieren que esta nueva estructura no sea subordinada al Tribunal Popular Supremo ni tampoco a la Fiscalía, o al Gobierno, sino al Consejo de Estado, y obtener el derecho a toda clase de inspecciones, detenciones y arrestos.