Las luces y sombras: Los poderosos del planeta se reúnen en Davos
Origen
El Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) fue una iniciativa del economista alemán Klaus Schwab en 1971. Las primeras sesiones estuvieron dedicadas al desarrollo económico de Europa Occidental. De manera paulatina, el evento amplió su agenda hasta incluir temas de otras regiones y ensanchar su óptica hacia el comercio mundial.
Asistentes
Entre los jefes de Estado y de Gobierno que han viajado este año al foro se encuentran casi todos los líderes de la Unión Europea, desde el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker; hasta la canciller de Alemania, Angela Merkel; o el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
De América Latina estarán presentes los presidentes de Argentina, Mauricio Macri; Colombia, Juan Manuel Santos; o Brasil, Michel Temer, entre otros líderes regionales. La presencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aún no está confirmada.
En total, acudirán a la cita más de 3.000 participantes de 110 países del mundo político y empresarial.
Amenazas mundiales
Entre los riesgos que amenazan el futuro global, 1.000 expertos consultados para elaborar el 'Informe de riesgos globales' estiman que el peor peligro son las catástrofes medioambientales, seguidas de las amenazas de ciberataques y robo de datos en Internet y el aumento de la desigualdad.
Agenda oculta
Lejos de los focos se lleva a cabo lo que muchos analistas denominan 'la cara oculta' de Davos: reuniones privadas entre los principales empresarios y líderes mundiales en los espacios reservados por las empresas.
Además, diversas organizaciones denuncian que los hoteles más caros de la zona albergan lujosas fiestas nocturnas, en las que las mayores compañías del mundo no escatiman en gastos para sus invitados.
Rechazo social
La semana pasada, la organización Greenpeace colocó en Davos una estatua de seis metros de la diosa griega Temis, que representa la justicia, para resaltar la responsabilidad de las empresas con el medioambiente. Esta ONG apunta a compañías como Exxon, Monsanto o Total porque estiman que se lucran a través de vacíos legales.
Por su parte, Oxfam denuncia la inequidad que existe en la distribución de la riqueza y recuerda que el 1 % de la población posee el 82 % de la fortuna global.